Todo a la inteligencia artificial. La apuesta actual de Microsoft no contempla otro escenario que adelantar a todos sus rivales (léase los otros hiperescalares, fundamentalmente Google y AWS) y hacerlo lo más rápido posible. En realidad, Microsoft ya llevaba varios años trabajando en desarrollos de IA, pero dos momentos definen la realidad de la multinacional en torno a la tecnología de moda: el primero, la firma del acuerdo firmado con OpenAI allá por 2019, para ampliar las capacidades de Azure en los sistemas de IA a gran escala y el segundo, la explosiva irrupción de ChatGPT, la IA generativa desarrollada por OpenAI, a finales del año pasado y que llevó ambas compañías a ampliar su acuerdo de colaboración y a Microsoft a invertir más de 10.000 millones en la firma de IA.
Microsoft tiene mucho que agradecer a Satya Nadella, el responsable de que la multinacional se transformara nuevamente en el gigante tecnológico que fue en la década de los 90. Fue él quien vio que el futuro pasaba por la nube y dirigió a la compañía a ser un gigante cloud y ha sido también él, la persona que vislumbró que la siguiente revolución iba a ser la Inteligencia Artificial. El siguiente paso será la apuesta por la computación cuántica, pero nadie duda ya de que el Gigante de Redmond también estará bien posicionado allí. Esta parte la dejaremos para un futuro no tan lejano.
El acuerdo con OpenAI ha dado tan buenos frutos que toda la potencia del marketing y de la innovación de la compañía está dirigida a la Inteligencia Artificial. Una inteligencia artificial que va a estar totalmente embebida en la nube de la multinacional y prácticamente en cualquier servicio o aplicación que preste. De esta forma no es necesario ni mencionar las bondades de Azure. ¿Para qué si tanto Google como AWS no han sido capaces de dar el salto cualitativo que sí ha dado Microsoft en el campo de la IA? Microsoft puede ofrecer a sus clientes ahora mismo la mayor supercomputadora de IA. Sus rivales, no.
El beneficio para Microsoft es doble puesto que OpenAI corre bajo Azure. Es decir, es el proveedor exclusivo de los productos y las interfaces de programación de OpenAI. Todo un tanto a favor si se tiene en cuenta que todas las organizaciones muestran signos por integrar a toda velocidad las soluciones de inteligencia artificial generativa. Y eso significan más cargas de trabajo para los servidores cloud de Microsoft y de paso, más ingresos recurrentes.
Microsoft puede ofrecer a sus clientes ahora mismo la mayor supercomputadora de IA. Sus rivales, no.
La realidad es que Microsoft pisó el acelerador con el primer acuerdo firmado con OpenAI. Desde ese momento ha ido mejorando todos sus productos. Por ejemplo, su porfolio de APIs para el procesamiento del lenguaje natural, la visión artificial y el reconocimiento de voz, Azure Cognitive Services se ha visto mejorado por los modelos de inteligencia artificial de OpenAI. También integró ChatGPT en su servicio de comprensión del lenguaje, lo que permite a los desarrolladores agregar de forma sencilla capacidades de comprensión del lenguaje natural a sus aplicaciones. Y, por supuesto, ha incorporado la IA de OpenAI en la consola Xbox para mejorar la experiencia de juego. Son sólo algunos ejemplos, pero las mejoras alcanzan a la robótica, a Microsoft 365 y al sinfín de soluciones de la compañía.
Microsoft AI & Innovation Summit
La prueba de la confianza que tienen los directivos en la apuesta por la IA fue el evento celebrado ayer en Madrid, Microsoft AI & Innovation Summit, donde presentaron la hoja de ruta que la compañía tiene previsto ejecutar en el corto plazo. Todo ello, y para fortalecer el mensaje, con la participación de los máximos responsables de CaixaBank, Gonzalo Gortázar; Ferrovial, Ignacio Madridejos; LALIGA, Javier Tebas; Repsol, Luis Cabra; SEGITTUR, Enrique Martínez y Telefónica, José María Álvarez-Pallete. Todas ellas ya tienen casos de uso con la IA de OpenAI y Microsoft.
La presencia de buena parte del elenco empresarial nacional en el evento no hace sino mostrar el potencial que va a tener la IA en el corto plazo. Sí, en el corto, no en el medio ni en el largo. Y es que tal y como expuso Alberto Granados, Presidente de Microsoft España durante un encuentro con la prensa especializada, “a modo de ejemplo, mientras Internet alcanzó los 100 millones de usuarios a los siete años o Facebook superó esa barrera a los tres años y medio, ChatGPT lo consiguió en sólo tres meses”. Granados lo tiene muy claro: la inteligencia artificial va a multiplicar por 20 el PIB mundial, haciendo que sea una de las mayores revoluciones de la Historia de la Humanidad.
No obstante, no se pueden negar las dudas que rodean a la Inteligencia Artificial. Fundamentalmente dos: eliminación de puestos de trabajo y protección de los datos. A ambas se refirió el Presidente de la compañía en nuestro país. El directivo considera que, evidentemente, la IA va a impactar en el mercado laboral. Sobre todo en aquellos puestos de más valor. Y lo hará para bien, ya que según afirmó “buena parte de las labores que hacen esos trabajadores se consume en reuniones o leer correos electrónicos. Todo ello quita tiempo de las labores creativas que son las que realmente le importan a la organización. La inteligencia artificial generativa, no sólo va a aportar que se pierda menos tiempo en esas tareas más tediosas, sino que ayudará a los trabajadores en su función creativa”. Es aquí donde entra el nuevo concepto que se ha inventado Microsoft: el copiloto. Digamos que se trata de un asistente «full-time» que, por ejemplo, proporciona a los usuarios de Microsoft 365 o de Dynamics trabajar con lenguaje natural para que les ayude a tomar mejores decisiones siempre que se basen en la observabilidad de los datos. “Aplicando la observabilidad y con la ayuda del copiloto, las empresas van a reducir el tiempo que necesitan en tomar una decisión lo que va a redundar en una mejora de la productividad y podrán trabajar de mejor forma en un entorno cada vez más competitivo”, afirmó Granados.
En cuanto a la protección de los datos y la seguridad que ofrecen herramientas como ChatGPT, Granados también fue claro: “Es necesario realizar una regulación de la Inteligencia Artificial, de la misma forma que el café que nos tomamos por la mañana está regulado y cumple con una serie de normativas y garantías”.
Ese va a ser el mensaje que va a estar transmitiendo Microsoft en los próximos meses, que traducido, puede significar algo parecido a: “Ya que las autoridades, sobre todo europeas, vais a regular la IA; dejadme que aporte algunas claves de cómo debe ser esa regulación”. Y eso es lo que vino a hacer Brad Smith, el presidente de Microsoft, en su gira europea de la semana pasada. “Ayudar” a que las autoridades europeas legislen de forma correcta.
En este sentido, el pensamiento de Microsoft de esa regulación pasa por cinco puntos que Smith dejó claros la semana pasada:
1.- Implementar y desarrollar nuevos marcos de seguridad de la IA, basados en el trabajo realizado por el Instituto Nacional de Estándares y Tecnología (NIST, por sus siglas en inglés) y otros organismos en todo el mundo.
2.- Establecer medidas de seguridad específicas para los sistemas de IA que controlan infraestructuras críticas, como parte de un enfoque integral, que incluya una supervisión humana efectiva, resiliencia y solidez.
3.- Desarrollar un amplio marco legal de la arquitectura tecnológica de la Inteligencia Artificial, asignando responsabilidades regulatorias concretas a cada uno de los actores, en función de su papel en la gestión de los diferentes aspectos de la tecnología de IA.
4.- Fomentar la transparencia y garantizar el acceso académico y público a la IA.
5.- Buscar nuevas colaboraciones y alianzas público-privadas para abordar los retos del uso de la IA, como la protección de los derechos fundamentales, el acceso inclusivo a capacitación en esta tecnología, y la aplicación de la IA a la mejora de la sostenibilidad del planeta.
Microsoft además tiene claro que, sobre todo en torno a ChatGPT, existe controversia en lo que a la protección de los datos se refiere. Por eso, Alberto Granados insistió de forma recurrente que, a pesar de que exista un acuerdo entre ambas compañías, “somos dos entidades diferentes, y en lo que respecta a Microsoft los datos de los usuarios sólo pertenecen a ellos mismos. Nosotros no hacemos uso de ellos ni los empleamos para entrenar los modelos de Inteligencia Artificial”. Ni siquiera aunque el usuario esté usando ChatGPT… siempre que sea, eso sí, dentro de Azure. Si es desde el aplicativo externo de la propia OpenAI, el presidente de Microsoft en España recomendó no hacerlo.