El ‘boom’ que ha experimentado y continua viviendo el comercio electrónico ha permitido que se multipliquen los proyectos de pequeño y mediano tamaño en la red. De esta manera, se podría decir que Internet ha democratizado el mundo de los negocios, haciendo accesible a pymes y emprendedores el acceso a millones de potenciales clientes en todo el mundo. En algunos casos, incluso permitiéndoles competir “de tú a tú” con grandes compañías multinacionales.
Sin embargo, esta facilidad para hacer negocios en Internet también supone que la competencia se haya endurecido. Hoy día, para hacer lograr que un negocio tenga éxito en la red es fundamental diferenciarlo de su competencia y, para conseguirlo, es imprescindible contar con una marca propia.
La marca es, en primer lugar, parte de la imagen de cualquier negocio online. Funciona como una tarjeta de presentación y de su correcta elección puede llegar a depender el éxito o fracaso de un proyecto. Gracias a ella consigue diferenciarnos de su competencia y distinguir sus productos y servicios de los de ésta. Además, resulta un instrumento esencial a la hora de posicionar un negocio en la red, puesto que facilita las labores de SEO y SEM y simplifica la estrategia de comunicación en redes sociales.
Por todas estas razones, la elección de una marca debe formar parte del proceso inicial de creación de todo negocio online, como parte esencial de su identidad. Sin embargo, se trata de un aspecto que requiere un trabajo previo de prospección, con el fin de evitar posibles conflictos con la competencia y también con el objetivo de verificar que el nombre está disponible como dominio web.
Una vez elegida la marca es necesario registrarla y protegerla ante posibles abusos de competidores. Si la marca no está registrada, queda a merced de terceros que quieran aprovecharse de ella y de la reputación que se ha construido para el negocio, lo que le hará perder clientes, negocio y la reputación construida.
Con el fin de ayudar a emprendedores y empresas de cualquier tamaño en el proceso de selección y registro de marcas, Nominalia acaba de presentar un nuevo abanico de servicios que abarca gran parte del proceso de “branding”, desde realizar búsquedas previas de registrabilidad, hasta del registro de la marca, tanto a nivel nacional como internacional, e incluso labores de auditoría de IP.
“La marca es reputación, ayuda a fidelizar a nuestros clientes y, en consecuencia, a mejorar nuestras ventas. Y el registro es la única forma que tienen sus propietarios de garantizarse el pleno y exclusivo derecho de uso sobre la misma. Registrar tu marca es hacerla única, a la vez que aumentas su valor comercial en tus mercados de referencia. Además, solo las marcas registradas pueden ser incluidas en la Trademark Clearing House, la única base de datos global de marcas registradas autorizadas por el ICANN y el servicio de protección de marca más importante en todo lo relacionado con el lanzamiento de los nuevos dominios de primer nivel”, comenta David Costa, Country Manager de Nominalia.
En concreto, el servicio de búsquedas previas de registrabilidad de marcas permite detectar la existencia de marcas idénticas o similares a la que se pretende registrar, así como conocer las posibilidades de éxito del registro. Por otra parte, el registro de la marca incluye entre otras prestaciones la solicitud de resolución urgente, la concesión, obtención y envío del Certificado de Registro y la contratación de servicios legales de presentación de oposición, contestación al suspenso y/o interposición de los recursos pertinentes. En lo referido al registro en sí, ya sea en España, la UE o a nivel internacional, éste permanece vigente durante un periodo de 10 años, que puede renovarse por plazos sucesivos por el mismo periodo de tiempo de forma indefinida. También puede realizarse un servicio de vigilancia de marca, a fin de detectar nuevas solicitudes de signos similares en cualquier país de nuestro interés y poder tomar las medidas oportunas para impedir su acceso al Registro.
Por su parte, la auditoría IP consiste en un estudio de los signos distintivos (marcas y nombres comerciales), creaciones de forma (diseños industriales), inventos (patentes y modelos de utilidad) y nombres de dominio integrantes de la cartera de propiedad industrial del emprendedor o empresa, con el objeto de verificar que cubre sus necesidades de protección de la propiedad intelectual en todos las países de interés y para todos sus productos y servicios.