Históricamente, las compañías estadounidenses han sido pioneras en la adopción de nuevas tecnologías, mientras las europeas, generalmente, se han mantenido un paso por detrás. La adopción de las tecnologías de Cloud Computing no ha sido una excepción, aunque la situación está cambiando considerablemente en los últimos años.
Según el EMEA Evolve Data Study publicado por Cloudera, el 92% de las organizaciones de la región tienen previsto aumentar la cantidad de datos que trasladan a la nube pública en los próximos tres años.
Llegar primero no garantiza el éxito
La nube se ha convertido en un pilar fundamental de los proyectos de transformación digital que impulsan las compañías tanto americanas como europeas, prácticamente en cualquier vertical.
¿Por qué Estados Unidos logró situarse a la cabeza en la carrera por la adopción del Cloud? Pues básicamente, debido a que los principales hiperescalares son compañías americanas, con lo cual instalaron allí sus primeros Data Centers. Como consecuencia, ofrecieron primero sus soluciones a nivel local, consiguiendo una cierta penetración en el mercado nacional, antes de expandirse al extranjero. Por ejemplo, AWS lanzó su servicio de almacenamiento de objetos (S3) en USA allá por 2006, 4 años antes de aterrizar en Europa.
Empresas como AWS, Microsoft Azure y Google Cloud tuvieron la suerte de contar con un gran mercado nacional en el que crecer. Por aquel entonces, la soberanía de los datos no constituía un problema, ya que los centros de datos se encontraban en la misma jurisdicción que las sedes de las compañías. Todo esto contrastaba con el caso de Europa, donde surgieron preocupaciones legales sobre las transferencias transatlánticas de datos, y que aún hoy siguen estando en el punto de mira.
Europa emprende la remontada
A pesar de esta situación inicial, en los últimos años se ha producido un notable cambio. Datos de Eurostat revelan que en 2023 el 45 % de las empresas de la UE adquirieron servicios de computación en la nube, frente al 48% en Estados Unidos. Esto supone un aumento de 4,2 puntos porcentuales en comparación con 2021.
Pero, ¿a qué se ha debido este crecimiento? Factores como la ralentización de la adopción de la nube en EE.UU o la saturación del mercado han propiciado que los hiperescalares apuesten por Europa. Anuncios como el de AWS y su nube soberana en Europa (AWS Sovereign Cloud) han despejado las preocupaciones sobre las transferencias de datos y su privacidad. En este sentido, la Comisión Europea ha propuesto que el 75% de las organizaciones del territorio utilicen tecnologías “cloud-edge” de aquí a 2030.
De este modo, se puede afirmar que las empresas y administraciones públicas europeas se están beneficiando de la madurez del mercado, con vendors que ofrecen productos optimizados a precios más bajos,y menores obstáculos en cuanto a migración. Son, sin duda, ventajas de llegar un poco más tarde y aprender de los errores de los “early adopters”.
España y la adopción de la nube
En el caso de España, la tendencia es similar al resto de países europeos. Hasta hace unos años ninguno de los grandes hiperescalares habían abierto regiones Cloud en España, pero durante los dos últimos años estamos viviendo un auténtico boom, donde AWS, Azure, GCP y Oracle Cloud cuentan ya con varios Data Centers operativos en territorio nacional. Por supuesto, estas inversiones van en sintonía con la oportunidad de negocio que se plantea para estos grandes players del cloud computing, con un mercado español maduro tecnológicamente y con el talento suficiente disponible para afrontar los retos que se plantean.
Pero sin duda, lo más llamativo son los planes de inversión que los diferentes hiperescalares han anunciado para España en los próximos años, que convertirá al país en el hub digital del Sur de Europa. AWS se encuentra a la cabeza en este sentido, ya que han anunciado la progresiva inversión de hasta 15.700 millones de euros durante los próximos años, con una estimación en creación de empleo de más de 17.000 puestos (directos e indirectos), y un impacto en el PIB de 21,6 millones de euros. Por su parte, Microsoft tiene previsto cuadruplicar sus inversiones de 2023 en España, alcanzando 2.100 millones de dólares a final de 2025. Igualmente, Oracle planea invertir 930 millones hasta 2034 en una nueva gran ‘región cloud’ en Madrid, con foco en convertirse en la primera “Sovereign Cloud” en territorio nacional.
Aunque la migración de las cargas de trabajo a la nube pública puede ofrecer ventajas significativas en cuanto a costes, agilidad y escalabilidad, cada organización es única y en muchos casos es necesario que algunos datos permanezcan on-premise o en nubes privadas por motivos de cumplimiento normativo, especialmente en sectores muy regulados como el bancario.
Según el mencionado estudio de Cloudera, el 68% de las organizaciones almacenan datos en un entorno híbrido y el 72% tiene un modelo multicloud, en el que se trabaja con dos o más hiperescalares. Es evidente que la complejidad de sistemas y arquitecturas del tejido empresarial europeo necesita plataformas híbridas para la gestión de los datos, de tal manera que las organizaciones puedan sacar el mayor valor de sus datos independientemente de dónde tengan alojada la información.
La carrera continúa
El futuro de las empresas es, sin duda, digital y, por tanto, el cloud computing jugará un papel esencial, donde vemos como Europa en general y España en particular, están acelerando significativamente en esta carrera por la adopción de la nube.
Estamos ante un momento crucial para que las organizaciones europeas saquen todo su potencial, con innovaciones tecnológicas que van desde la IA generativa, la computación cuántica o todo lo que queda por avanzar con Internet de las Cosas (IoT). En este nuevo espacio, la capacidad para aprovechar el potencial transformador de estas tecnologías dependerá, en gran medida, de la agilidad con la que las organizaciones puedan gestionar los datos en estos entornos de nube híbrida.