Los drones se han incorporado desde el primer día a la lucha contra el coronavirus, pues su papel junto con el de los robots ha ido ganando cada vez más peso. Desde la desinfección de hospitales y otros lugares, hasta la realización de los famosos tests PCR y el abastecimiento de comida y productos de primera necesidad.
Incluso la Unidad Militar de Emergencias (UME) de las Fuerzas Españolas, han incorporado esta tecnología para la desinfección de grandes superficies y para la localización y captación de información en forma de datos.
“La robótica se usa en el área de la salud desde hace más de treinta años, pero ahora su presencia se ha hecho más evidente gracias a la gran cantidad de funciones que pueden desempeñar los robots sin exponer a personas. Funciones que van desde la limpieza a la dispensación de medicamentos, pasando por la desinfección de hospitales y otros centros, la realización masiva de tests PCR”, afirma Pierre Bourdin Kreitz, profesor de los Estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicación de la UOC.
Drones, robots e IA contra el coronavirus
Tal como publicaba The Robot Report, estos drones podrían detectar condiciones infecciosas en espacios multitudinarios mediante sensores térmicos y sistemas inteligentes que controlen la temperatura y la frecuencia cardiaca, entre otros parámetros.
Por su parte, la IA, cuyo sistema fue precisamente el primero que alertó de un posible foco de infección del virus en Wuhan el 31 de diciembre de 2019, también se está aplicando a la lucha contra el coronavirus.
El coste de la robótica sin ética
Según los expertos de la Universidad Abierta de Cataluña (UOC), todo el avance tecnológico que está permitiendo reducir el riesgo de parte del personal que trabaja en primera línea de la pandemia es imparable. Sin embargo, debemos saber que es necesario incluir ciertos controles éticos para que el progreso tecnológico no acabe yéndose de las manos.
Estos drones podrían detectar condiciones infecciosas en espacios multitudinarios mediante sensores térmicos
Y es que, las cadenas de decisiones sobre la tecnología que debe utilizarse contra el COVID-19 deben incluir filósofos, historiadores y profesionales de áreas diferentes a la ingeniería que ayuden a reflexionar para evitar consecuencias desastrosas a pesar de las buenas intenciones.
“En ningún caso, un robot o un algoritmo pueden sustituir a una persona. El objetivo es que funcionen como soporte para el personal, de forma que tengan más tiempo para aumentar la calidad del cuidado. Una lección de la crisis que estamos atravesando es, sin duda, la necesidad de personal para el sistema sanitario y los servicios públicos en general”, concluye Jordi Sandalinas, abogado, comunicador y profesor colaborador de la UOC en el seminario Drones y derecho.