Alma Consulting Group ha presentado las principales conclusiones de la 9ª Edición de su Barómetro internacional de financiación de la Innovación 2013 que realiza con periodicidad anual. El Barómetro contempla el análisis de 1.500 empresas innovadoras de un total de 10 países: 9 de Europa (Alemania, Bélgica, España, Francia, Hungría, Polonia, Portugal, Reino Unido, República Checa) y Canadá, mediante una encuesta a una muestra representativa del tejido industrial en los mencionados estados, desde una perspectiva multisectorial. Tanto a nivel internacional como nacional, la mayoría de las entidades han sido PYMEs. En el caso de España, el 25% superan una facturación de 50 millones de euros y 250 trabajadores, son de los sectores: construcción, ingeniería, industria, manufacturas (metalurgia, industria química, alimentación, etc.) y tecnologías de la información. El 64% de la muestra española corresponde a empresas de más de 20 años.
Es llamativo que aunque las empresas consideran clave la innovación, sólo un porcentaje realiza actividades innovadoras. El 86% de las españolas dice ser relevante la innovación pero sólo el 68% se declara innovadora. Lo que implica que un 18% no consiguen incorporar la innovación en su estrategia empresarial. A nivel internacional, el porcentaje de empresas que consideran la innovación primordial es 15 puntos por encima.
Además de la actual coyuntura económica, la principal limitación que encuentra el sector privado a la hora de innovar es el factor coste, principal barrera a la innovación en términos de retorno de la inversión (según datos de 2012 del INE). Al coste como barrera de la innovación, le siguen el conocimiento y el mercado, tal como vemos seguidamente:
Para reducir el coste de las actividades innovadoras, las empresas pueden acudir a incentivos fiscales como dispositivo para atraer la inversión en I+D+i a una determinada región. Entre los recursos que emplean para innovar, en la siguiente gráfica se indican detalladamente todos los instrumentos a su alcance, destacando que tanto a nivel internacional como nacional, la I+D ha sido financiada principalmente con fondos propios.
Las deducciones fiscales por I+D siguen siendo la opción de financiación empleada mayoritariamente por las empresas, siendo el instrumento más adecuado para una política de innovación. Los datos de la 9ª Edición del Barómetro internacional de financiación de la Innovación 2013 de Alma Consulting Group, muestran que el 71% de las empresas españolas encuestadas innovan frecuentemente en productos y procesos, por lo que comparándolo con las empresas que emplean deducciones fiscales (52%), hay un 19% que podrían aplicarse deducciones y no las están utilizando.
La deducción fiscal por I+D o por I+D+i permiten a las empresas recuperar entre un 25-42% del gasto realizado en I+D (pudiendo incrementarse en el caso de contar con deducciones adicionales por personal investigador e inversión en inmovilizado en exclusiva a actividades en I+D), y un 12% del gasto de los proyectos de Innovación Tecnológica. Además, aunque la normativa nacional establece ciertos límites para la aplicación en cuota del importe deducible generado, las deducciones son acumulables como crédito fiscal y aplicable en 18 años.