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Accesibilidad Universal: Mucho más que comunicación sin barreras

Si piensa que la comunicación sin barreras tan solo implica igualdad de derechos para los discapacitados, significa que aún debe pensar a lo grande. Consiste en revalorizar el contenido y los documentos adaptándolos a los medios actuales de información inteligentes. Los datos son la materia prima de cualquier transformación digital, incluyendo, especialmente, a los documentos y la gestión de salida.

A partir de este otoño, las autoridades y organizaciones del sector público deben hacer que sus comunicados sean accesibles universalmente, tal y como como requiere una directiva actual de la UE. A partir de entonces, cualquier contenido, ya sea un documento en papel o presente en webs o aplicaciones, debe ser accesible, comprensible y robusto para el público.

Incluso aunque la accesibilidad universal se reduzca a la igualdad con los discapacitados, la demanda para la información universalmente accesible no se restringe a las necesidades de aquellos con discapacidades físicas o mentales. Estrictamente hablando, el tema de la inclusión va en paralelo a la discusión. De cualquier modo, la comunicación sin barreras tiene múltiples facetas. Su núcleo tiene una premisa: el contenido debe ser generado lo más inteligentemente que se pueda, lo que incluye una especial atención a la lengua (comprensión, sintaxis, disponibilidad en diversos idiomas).

En otras palabras, la demanda es para documentos que no están “enriquecidos” con la información estructural requerida por Barrier-Free Information Technology Ordinance (BITV) y otros estatutos, pero también con datos útiles que pueden ser extraídos y redirigidos a voluntad, por ejemplo, para conducir una compleja y focalizada búsqueda de información.

“Sin barreras” también significa que puede ser multicanal

Lo cierto es que la calidad semántica de un documento juega un rol esencial sin importar lo que requiera la ley. Tomemos como ejemplo las comunicaciones omnicanal. Hoy en día, el destinatario dicta el medio de comunicación; de ahí que los negocios no solo necesiten separar la creación del documento con su distribución, también deben dejar de lado el formato de página para que el contenido pueda ser fácilmente transmitido por otro medio. Pero eso no es posible sin añadir información detallada al documento. Esa información significa que los veinteañeros que controlan las nuevas tecnologías puedan leer y firmar un crédito desde su Smartphone, que las personas de la tercera edad reciban su recibo de la pensión por mail de la forma que prefieran, y, por supuesto, que aquellos con baja visión puedan escuchar en voz alta su factura de la luz.

Incluso aunque la accesibilidad universal se reduzca a la igualdad con los discapacitados, la demanda para la información universalmente accesible no se restringe a las necesidades de aquellos con discapacidades físicas o mentales

Se trata de aportar una “inteligencia sensible” a la comunicación: la accesibilidad universal implica automáticamente inclusión. Incrustar información estructural se conoce en la jerga como “tagging” (etiquetar). Crear documentos que puedan ser multicanal, y por ende sensibles, también responde a la cuestión de la accesibilidad universal, aunque no sea el objetivo principal.

Los contenedores de datos siguen proliferando

Este hecho debería bastar por sí mismo para motivar a las empresas a afrontar el asunto sin demora. A la luz de los macrodatos, la Inteligencia Artificial y otras tecnologías actuales, cada transformación digital que se precie ya se centra en recopilar y usar datos procesables. Un debate sobre la estandarización y automatización de documentos y gestión de salida es inútil si los datos requeridos no están disponibles. Si sigue procesando tus documentos pixelizados para volverlos legibles a través de reconocedores de caracteres ópticos, está muy lejos de crear documentos inteligentes.

El objetivo final no es solo la disponibilidad del documento mismo, sino también de los datos que contiene. Hay una amplia conciencia de esto en el seno de las empresas y países. Mientras tanto, los departamentos especializados e incluso los clientes están poniendo el listón muy alto. Marketing y ventas, por ejemplo, piden cada vez más información para poder atraer a clientes específicos de forma automática o con campañas concretas. Métodos de Inteligencia Artificial pueden ser usados para generar fácilmente los datos que se precisan, siempre que estén disponibles. A día de hoy no es suficiente con recuperar los documentos y mostrarlos. Para ser claros: debe ser capaz de hacer algo con el contenido, como generar respuestas a unos problemas específicos rápida y automáticamente.

Pero el mundo real aún tiene mucho camino por delante para ponerse al día. Las compañías todavía tienen demasiados “contenedores de datos”, en los que los documentos se almacenan como imágenes sin metadatos. Muchos se contentan con procesar los documentos para que sean legibles, pero no hacen nada para revalorizar los datos. Prevalece la actitud de “sentarse y observar”, debido sin duda al legado de la estructura de creación de documentos. ¿Quién quiere separarse de aplicaciones y procesos contrastados? Algunos huyen del gasto extra del tagging de documentos ya existentes tras percatarse de él. Esa es una preocupación con fundamento.

Los datos son el nuevo petróleo

Los datos y sus aplicaciones son un valioso producto que pueden hacer ganar mucho dinero. Forman la base sin la cual las tecnologías digitales no pueden explotar todo su potencial. Los datos son el nuevo petróleo. Google está a la vanguardia. La compañía usa su nuevo motor de búsqueda Dataset Search para agrupar los innumerables proveedores de conjuntos de datos en la web para hacer las búsquedas más sencillas para científicos, periodistas y estudiantes. Tras él se halla el fenómeno de la “web semántica”. Se trata de tener disponible no solo el texto, sino el contenido de los datos que pueden ser correlacionados automáticamente.

Solo entonces la búsqueda de información en diferentes niveles es posible. En vez de buscar manualmente a través de diversos documentos un pedazo específico de información, la web provee fácilmente la respuesta. Estos no son simples resultados de una búsqueda, sino resultados complejos que solo pueden ser generados enlazando diferentes datos. Si quiere conocer cuál era la población de Berlín en 1920, puede encontrarlo sin problemas en la web. Pero si quiere saber cuántos de esos habitantes eran hombres, mujeres o menores de 25 años, necesita métodos de búsqueda más inteligentes.

La “web semántica” sigue estando entre los temas más infravalorados. Pero sin duda alguna habrá permeado en nuestras vidas en algunos años. Las universidades alemanas ya ofrecen cursos en comunicaciones sin barreras, como el que se ha estrenado este semestre en la Universidad de Hildesheim.

Ya es hora de repensar la generación de documentos. El nuevo enfoque consiste en ver los documentos como fuentes de datos que proveen a las compañías de materia prima para acceder a nuevos mercados. Las tecnologías necesarias están disponibles. Mientras tanto, hay suficientes aplicaciones y soluciones informáticas que aportan la producción de documentos inteligentes. Así pues, ¿por qué esperar? En lo que respecta a la accesibilidad universal, también irá sobre seguro. El enfoque puede diferir de una compañía a otra (reforma completa de la generación de documentos, inclusión a posteriori de información estructural o metadatos, o ambos). Ya es hora de empezar.

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