La población de personas mayores está creciendo a nivel global a un ritmo anual de 2,6%, y se espera que esta tendencia de crecimiento sufra un aceleramiento superior incluso al del resto de grupos de edad manteniéndose al menos hasta 2050, lo que hace necesario revisar los recursos disponibles y readaptarlos a los nuevos cambios sociales. Así se desprende del estudio “Tecnologías para una sociedad envejecida”, que han presentado la Federación Española de Empresas de Tecnología Sanitaria (Fenin) y la Fundación Observatorio de Prospectiva Tecnológica Industrial (OPTI).
El trabajo dibuja un panorama dominado por un fenómeno sin precedentes en nuestra sociedad y que, según los cálculos, provocará que en el año 2045 el número de personas mayores excederá por primera vez al de la población infantil. A esto se une que, dentro de la propia población de mayores, también se está produciendo un envejecimiento. De hecho, entre los mayores de 60 años, el grupo que más rápido crece es el de los mayores de 80 años, a un ritmo del 4% anual, una tasa que aumentará considerablemente en los próximos 50 años. Nuestro país se sitúa en línea con el resto de países europeos. Según el Instituto Nacional de Estadística, el crecimiento de la población se hará negativo en 2020 y la población mayor de 64 años se duplicará de aquí a 2050, representando el 30% de la población total.
Ante este escenario, la directora general de la Fundación OPTI, Ana Morato, señala que viviremos más “pero el reto es garantizar la calidad de vida y será la tecnología la que nos ayude a vivir mejor”.
De hecho, tal y como argumenta Margarita Alfonsel, secretaria general de Fenin. “En los últimos diez años, la tecnología sanitaria ha sido decisiva para el aumento de la esperanza de vida de los españoles, y ahora, cuando el envejecimiento comienza a exigirnos un cambio de paradigma, es necesario que la utilización de estas mismas herramientas sean capaces de afrontar una situación de cambio y poner su eficacia al servicio de las necesidades poblacionales”,
En opinión de Miguel Ángel Valero, profesor de ingeniería y arquitecturas telemáticas de la Escuela Universitaria de Ingenieros de Telecomunicaciones de la Universidad Politécnica de Madrid. “ante el envejecimiento, las tecnologías deben satisfacer equitativamente los retos de usabilidad, accesibilidad, ética, asequibilidad, disponibilidad y privacidad que las personas mayores requieren”.
Tecnologías para la participación
Según plasma el estudio, las nuevas tecnologías deben dar respuesta a los problemas relacionados con las actividades básicas de la vida diaria, como por ejemplo la higiene personal, la movilidad o la seguridad; actividades instrumentales como la gestión de la medicación y el uso de la tecnología; discapacidades y aspectos emocionales. Así, los resultados del estudio concluyen que, a corto plazo, las tecnologías sanitarias girarán en torno a la movilidad, los sistemas ubicuos de alarma y la información clínica accesible desde cualquier plataforma en remoto por estar alojada en la nube.
A medio plazo, lo equivalente a entre 6 y 10 años, los expertos apuestan por modelos personalizados que permitan la intercomunicación entre dispositivos y la solución de los aspectos éticos y legales asociados a la gestión y tratamiento de la información relativa al tratamiento y seguimiento de las personas. A quince años vista, el estudio augura una extensión en el uso personalizado de sensores biométricos, la computación fisiológica y la convivencia con robots asistenciales en el hogar.
“Nuestra casa se va a convertir en un lugar que nos cuida, capaz de avisar si nos caemos o si nuestros parámetros biológicos entran en medidas anormales” destaca Ana Morato.
La intención, plasmada también en el Estudio OPTI, es promover el conocimiento y la participación de las personas mayores en el uso de las nuevas tecnologías y en las redes sociales, de tal manera que éstos dispongan de más oportunidades para ser partícipes en su desarrollo asistencial y se faciliten la conexión con los profesionales sanitarios. Asimismo, el desarrollo de nuevas tecnologías pone sobre la mesa la oportunidad de crear programas de teleasistencia aprovechando las nuevas herramientas. “El objetivo es reducir en el mayor porcentaje posible los desplazamientos para recibir atención, -lo que ayudaría, además, a disminuir los costes sanitarios-, al tiempo que permitiría a los pacientes conservar su independencia y adaptarse a sus propias circunstancias”, destaca la secretaria general de Fenin.
El cambio de paradigma en la asistencia a las personas mayores requerirá, en opinión del profesor Valero, “un mayor volumen y ratio de profesionales por persona, así como un mayor esfuerzo en los servicios del ámbito psicosocial. Además, será preciso contar con tecnologías asequibles para la provisión de servicios de rehabilitación, teleasistencia y ayuda personal”.
El estudio recién presentado viene motivado por el interés de localizar información estratégica asociada a las tendencias tecnológicas relacionadas con el envejecimiento y el incremento de la tasa de dependencia para la industria de tecnología sanitaria, teniendo al envejecimiento activo como reto a alcanzar dentro de esa nueva realidad. “El cambio de actitud de las políticas tecnológicas hacia el envejecimiento poblacional ha venido dado por dos factores. Por un lado, el desarrollo de políticas de investigación que dirigen sus esfuerzos a contener el gasto sanitario provocado por el aumento de la esperanza de vida y, por otro, el descubrimiento de un nuevo mercado en el que aún está todo por hacer y que se erige como el principal activo de futuro”, argumenta Alfonsel.
En este sentido, el profesor Valero señala que las áreas que en los próximos años requerirán un mayor esfuerzo innovador y permitirán descubrir nuevos mercados y aplicaciones son la Geriatría, la Enfermería, la Fisioterapia, la hospitalización a domicilio, la Medicina de Familia, la Neurología y la Epidemiología. Es en estas áreas donde España debe realizar una fuerte apuesta en I+D+i y, tal y como señala este experto, “potenciar la presencia en el mercado de soluciones propias, salvando las diferencias que actualmente existen con otros países como Suecia, Reino Unido, Estados Unidos y Alemania”