Disponer de una excelente imagen en las redes sociales es algo de lo que se ha comentado mucho. Cuidar nuestro perfil de Facebook, para que no se “cuelen” comentarios o fotos desafortunadas, actualizar Linkedin con información relevante sobre nuestra carrera profesional, etc, es esencial para disponer de una buena tarjeta de presentación en las redes sociales. Sin embargo, tal y como se destaca desde Aflora, consultora especializada en ofrecer servicios de recolocación, coaching y desarrollo, se está dejando de lado una aplicación que puede ser de lo más perjudicial si no se maneja de forma debida: el WhatsApp.
Cuidado con el estado
La práctica totalidad de los trabajadores suele disponer de contacto en el teléfono a su jefe. Esto implica que se transforme, de forma automática, en contacto del WhatsApp. Si bien esto puede resultar a primera vista, algo inofensivo, no lo es tanto. En primer lugar, algo básico es el estado. El estado suele ser una frase descriptiva de lo que el usuario está haciendo en ese momento. Esta frase, muchas veces es general y no implica nada, pero, cada vez más, las personas incluyen descripciones subjetivas y esclarecedoras. Tal y como apunta Ángeles de la Flor, Coach y Socia Directora de Aflora “no es muy extraño que gente que vuelva tras unas vacaciones, coloque en su estado frases del tipo “vuelta al horror, mañana empiezo a trabajar” o cuando están en el trabajo “agobiado y aburrido al máximo, estoy en el trabajo”. Este tipo de sentencias pueden ser vistas por el superior, con lo que la imagen del trabajador puede verse seriamente dañada”. Por este motivo, es clave poner atención en lo que se escribe en el estado de la aplicación, “no se trata de autocensurarse, sino, simplemente, colocar frases más generales que sean claras para nuestros contactos, pero no perjudiciales para nuestra imagen como trabajadores” apunta de la Flor.
Por otro lado, no sólo los estados pueden referirse a situaciones, sino a personas. Estas personas pueden ser amigos, conocidos, etc, pero nunca deberán ser el jefe. Frases del tipo “odio a mi jefe”, “no soporto a…”, por poner ejemplos “suaves”, pueden colocar al empleado en una situación muy incómoda.
Cuidado con la hora de conexión
Asimismo, otra de las cuestiones que deben tenerse en cuenta a la hora de utilizar el WhatsApp para evitar dañar la imagen como trabajador, es el uso concreto que se haga de él. “Uno de los “peligros” que entraña el WhatsApp es que la persona que tengamos de contacto puede ver la hora en la que realizamos nuestra última conexión o si estamos en línea. Si en la empresa se ha prohibido el uso de teléfonos móviles personales, es conveniente no abrirlo en horas de trabajo, puesto que esto quedará registrado y el jefe puede verlo”, comenta de la Flor.
En definitiva, tal y como comenta de la Flor, “se trata de realizar un uso responsable y adecuado de la aplicación, siempre teniendo en cuenta que no sólo lo pueden estar viendo amigos o personas cercanas, sino otro tipo de ojos”.