El espacio de trabajo continúa evolucionando gracias a que de nuevo se fomenta la asistencia a la oficina durante más días, lo que despierta una renovada necesidad de entornos de trabajo colaborativos, eficientes y flexibles. Al mismo tiempo, el cumplimiento regulatorio en materia de sostenibilidad y la lucha contra las ciberamenazas más sofisticadas son prioridades absolutas. Estudios recientes subrayan la urgencia de adaptarse a estos cambios y sugieren que, para este año, el 50% de los directores de sistemas de información tendrán indicadores de sostenibilidad vinculados a sus objetivos a nivel de tecnología.
Para seguir siendo competitivas, las empresas deben adoptar las tecnologías y estrategias adecuadas no sólo para mantener el ritmo, sino para adelantarse y aprovechar nuevas oportunidades en 2025.
La oficina se convierte en una prioridad renovada
La despriorización de las políticas de teletrabajo ha dado paso a una nueva era en la que el trabajo híbrido es el modelo dominante, con un mayor énfasis en la oficina como pilar clave del lugar de trabajo moderno. Esto significa que las organizaciones tienen ahora la tarea de crear entornos de trabajo integrados y centrados en el empleado que equilibren la funcionalidad con el bienestar y la satisfacción de los empleados, independientemente de su ubicación.
Las empresas se están dando cuenta de las ventajas de integrar sistemas tradicionalmente aislados -como sensores IoT, soluciones de colaboración y plataformas de reserva de salas de reuniones- para crear lugares de trabajo dinámicos que se adapten tanto a los empleados que trabajan en la oficina como a los que lo hacen a distancia. Los enfoques basados en datos para el diseño del lugar de trabajo pueden y seguirán permitiendo una mejor utilización de los recursos, lo que facilitará que las organizaciones optimicen los espacios para dar respuesta a las necesidades de los empleados, reducir costes y mejorar el compromiso.
Así mismo, la sostenibilidad se ha convertido en parte fundamental de estas transformaciones. Las empresas se esfuerzan por crear espacios que no solo sean funcionales, sino también respetuosos con el medio ambiente, y esto será algo crucial en 2025. Los sistemas de edificios inteligentes que aprovechan los datos de ocupación pueden minimizar el derroche de energía, ayudando a cumplir los objetivos tanto operativos como de sostenibilidad. Por ejemplo, los sensores IoT no solo permiten un seguimiento del consumo de energía y las emisiones de carbono, también el análisis de los datos que recopilan puede utilizarse para optimizar el consumo de energía.
La sostenibilidad como prioridad tecnológica
Los objetivos medioambientales, la presión de los propios consumidores, los reguladores y los empleados están obligando a las empresas a dar prioridad a las políticas medioambientales, sociales y de gobernanza (ESG).
Una gran parte de esto es la necesidad de informar con precisión sobre prácticas como la transparencia de la cadena de suministro y el uso de energía para alinearse con los principios de la economía circular. La mejora de estas prácticas no solo ayudará a reducir el impacto ambiental, también tendrá un efecto positivo en una base cada vez mayor de partes interesadas concienciadas con el medio ambiente. Tecnologías como la inteligencia artificial y la automatización están resultando esenciales en este sentido. Por ejemplo, algunas organizaciones están adoptando soluciones que ayudan a automatizar la recopilación y el análisis de los datos de sostenibilidad, lo que garantiza el cumplimiento de las normativas en evolución y proporciona una imagen más clara de su progreso hacia los ambiciosos objetivos de reducción de emisiones.
Espectro de ciberataque ampliado
Debido esta innovación y el rápido aumento del uso de dispositivos interconectados en el lugar de trabajo -ya sean impresoras, cámaras o incluso cables HDMI- está incrementando exponencialmente el riesgo de los entornos de ataque de las empresas y creando toda una serie de nuevas vulnerabilidades que los ciberdelincuentes pueden explotar.
A esto se suma el aumento de los ciberataques basados en la inteligencia artificial generativa, que en muchos casos está dando ventaja a los propios atacantes. En conjunto, esto significa que el nivel de amenaza para las compañías va a incrementar de forma exponencial este año. Sin embargo, es difícil poder estar constantemente actualizado en las estrategias de ciberseguridad, por lo que seguiremos viendo noticias diarias sobre nuevos ataques, vulnerabilidades y peticiones de rescate.
Para garantizar la ciberresiliencia, las empresas necesitan un enfoque integral de la ciberseguridad que aborde todo el espectro de amenazas digitales y físicas. Esto incluye protecciones sólidas para los dispositivos conectados, así como estrategias proactivas para detectar y responder a posibles vulnerabilidades. Estas estrategias son esenciales para proteger las compañías, evitando potenciales ataques.
El camino por recorrer
Por tanto, el espacio de trabajo de 2025 seguirá evolucionando y deberemos poner foco en las prácticas más sostenibles, defensas de ciberseguridad más sólidas y las soluciones más inteligentes que se adapten a las necesidades y prioridades cambiantes de los empleados con el objetivo de que los espacios de trabajo sigan funcionando de forma adecuada.
Para prosperar en este nuevo panorama, las empresas deben adoptar las tecnologías que les permitan hacer frente a estos retos y, al mismo tiempo, aprovechar las oportunidades que les brinda un futuro muy atractivo. Las organizaciones con visión de futuro que se adapten rápidamente se posicionarán como líderes, y estarán preparadas para satisfacer las demandas del mercado y un panorama empresarial en evolución.