Como ocurre cuando utiliza sus aplicaciones personales en el móvil o en su ordenador doméstico, el usuario espera una experiencia unificada, con una interfaz de navegación intuitiva y que no le exija registrarse una y otra vez cuando acceda a una nueva página o aplicación. El usuario 2.0 dedica muchas horas a compartir contenidos y a participar en redes sociales, está acostumbrado a la sencillez, la inmediatez y el tiempo real, y basa muchas de sus decisiones en la colaboración con una red más o menos amplia de contactos.
En respuesta a estas expectativas, los nuevos ERPs procuran ofrecer al usuario una experiencia similar, combinando funcionalidades específicas de su sector y responsabilidad, datos analíticos y capacidades de colaboración, todo ello en un entorno sencillo que facilite una toma de decisiones rápida e inteligente (al estar basada en información precisa y actualizada). En otras palabras, el ERP 2.0 integra la inteligencia de negocio en la propia experiencia de uso: el usuario puede ver inmediatamente la información que necesita en una sola pantalla y completar sus tareas en el momento preciso, en lugar de tener que cambiar de una aplicación a otra y realizar tareas repetitivas. Así, las decisiones basadas en la intuición son sustituidas por decisiones informadas, alimentadas por los datos en tiempo real.
Junto a esta experiencia de uso basada en las aplicaciones de consumo (un único registro, una pantalla de navegación común y una apariencia similar para todas las aplicaciones), el nuevo ERP social ofrece además herramientas personalizadas para que el usuario pueda añadir las secciones o información que necesite para realizar sus tareas diarias. El nuevo espacio de trabajo está basado en una única fuente de información que integra aplicaciones empresariales, recursos de internet, intranet, etc. Se captura y filtra de este modo el conocimiento generado no sólo dentro de los muros de la empresa, sino también más allá, desde las redes sociales al trabajo de campo o los contenidos web apropiados (blogs, foros,…).
Por supuesto, el nuevo ERP está completamente integrado con los dispositivos móviles. El usuario, por ejemplo, puede actualizar cualquier dato de un cliente directamente en su smartphone o tableta, y revisar las condiciones de una promoción específica en el momento exacto de negociación. Sin olvidar nunca la simplicidad y atractivo de la interfaz, la riqueza funcional debe ser la característica fundamental del nuevo ERP. El objetivo último es ofrecer al usuario información relevante y contextualizada que le aporte una visión global del negocio y del comportamiento de los clientes, entre otros aspectos.
Las nuevas capacidades sociales del ERP permiten, por ejemplo, que el usuario defina sus propias fuentes de información de interés, para recibir un flujo automático de información relevante sobre una empresa, un individuo, un producto o un tema determinado. Algo muy importante, además, por su vinculación con la filosofía 2.0 es la capacidad para compartir esta información con otros colegas y unidades de negocio, distribuyendo los datos de forma eficaz a los grupos de trabajo pertinentes.
La función de búsqueda global, en todas las aplicaciones y repositorios de la empresa, es otra capacidad necesaria y muy útil para acceder a la información de forma estructurada y ordenada.
Por último, los usuarios también pueden saber en todo momento quién está online para interactuar a través de aplicaciones de mensajería instantánea o teléfono. En un entorno de trabajo como el de un almacén, por ejemplo, puede resultar muy útil para que el encargado compruebe en tiempo real los niveles de stock de un determinado producto gracias a la comunicación directa con los operarios.
En resumen, medios sociales, integración e innovación tecnológica hacen del nuevo ERP una auténtica herramienta de productividad empresarial.