En 2009 Gartner realizaba una clasificación de modelos de gestión de CPD, que todavía es válida y que nos sirve de referencia para responder hoy, cuatro años más tarde, a una pregunta, ¿cómo elegir el mejor modelo para gestionar un centro de datos? En el cuadrante se situaban cuatro aspectos a tener en cuenta: el control propio, el control del proveedor, la inversión y el gasto. Esas cuatro variables determinarán el modelo a seguir por la empresa
En el primer cuadrante, tenemos el modelo de construcción del CPD propio. Este modelo implica un alto coste de inversión y proporciona un gran control propio. En este caso, las compañías que opten por él tendrán no sólo que preocuparse por la inversión inicial, sino también por el coste de mantenimiento y actualización de infraestructuras y tecnología.
Las empresas que opten por este modelo han de saber que aproximadamente en tres años deberán invertir en las infraestructuras para adaptarse a los cambios tecnológicos, lo que incrementará el coste inicial. Como vemos, es el mejor modelo para empresas donde el ahorro no es lo más importante y prefieren centrarse en otros aspectos como el control de sus sistemas. Esta es una de las opciones más utilizadas por la gran banca española.
En el segundo cuadrante, está la opción de alquilar el centro de datos. Se eliminan los gastos de construcción y, por lo tanto, una importante inversión inicial, pero si solo se alquila el espacio técnico, el mantenimiento y la actualización tecnológica seguirán dependiendo de la empresa.
Otro de los modelos es el del data center como servicio, no solo se alquila el espacio físico para el alojamiento, sino también servicios como mantenimiento o soporte técnico. Se reduce la inversión inicial de construir el CPD y su actualización posterior. Se obtiene así un ahorro directo y un gasto flexible y escalable en función de lo contratado, permitiendo ahorros a largo plazo, al comparar con el modelo de construcción del CPD propio.
Bajo este modelo, el número de clientes a los que se brinda servicio en el mismo centro de datos es superior– lo que ayuda a la creación de economías de escala – y se dirige a compañías que necesitan contar con unas infraestructuras de calidad para poder centrarse en su core de negocio, dejando en manos especializadas la gestión de facilities. Normalmente se trata de centros de datos neutrales, independientes de proveedores de TI o telecomunicaciones, que minimizan para el cliente la cautividad con respecto al proveedor.
En el tercer cuadrante, los modelos de gestión corresponden a un mayor control del proveedor, y una menor inversión por parte del cliente.
Nos referimos en este caso a proveedores que se centran en proporcionar servicios de valor añadido y dejan en un segundo plano el espacio técnico (facilities). Su foco de negocio no es vender infraestructura sino servicios, como por ejemplo los proveedores de hosting o de servicios cloud. En ese caso, el cliente va perdiendo control sobre sus sistemas a favor del proveedor.
Como se observa, los distintos modelos de gestión cubren un amplio espectro de necesidades empresariales. Desde los que ofrecen únicamente espacio, hasta los que proporcionan únicamente servicios. La mejor oferta será la que más se ajuste a las necesidades de la compañía, algo que no está en relación con los costes, sino con hacer crecer a la empresa.