Ana Echeverri, Sistelec
Sin lugar a dudas, una de las últimas tecnologías que ha aterrizado en nuestro país y que goza de una importante aceptación, sobre todo en el despliegue de ciudades digitales, es la tecnología inalámbrica mesh o de red mallada.
Hasta hace poco estábamos habituados a despliegues de redes inalámbricas basados en sistemas wi-fi bajo estándares 802.11a/b/g, en sistemas (pre)wimax punto-multipunto o e una combinación de ambos. No obstante, estos tipos de despliegues cuentan en ocasiones con limitaciones y mejoras. Precisamente por ello, surgieron los equipos de red mallada.
Tanto los sistemas wi-fi como las redes (pre)wimax forman una topología punto-multipunto en la que existe un punto o equipo central en donde se centralizan las comunicaciones. Esto suponía que ante caída de un enlace radio, los clientes dependientes de este enlace se quedaban sin conexión inalámbrica. Con las redes malladas, se optimizó la fiabilidad y disponibilidad de la red, al permitir conexiones de radio entre todos los equipos inalámbricos de la red sin necesidad de enviar los datos a un nodo central.
Así, ante caída de un enlace, existirá un camino alternativo por el que podamos comunicarnos. Evidentemente, los fabricantes han tenido que desarrollar algoritmos inteligentes y seguros de enrutamiento automático que permiten hacer los reencaminamientos de manera muy rápida y sin necesidad de que el administrador de la red tenga que intervenir.
Actualmente, no se dispone de un estándar mesh al que deban ceñirse los fabricantes, aunque se está trabajando en él (futuro 802.11s). Por ello, cada uno ha desarrollado su propio sistema, añadiendo además sobre él características adicionales que diferencien su solución de la de otros fabricantes. Entre ellas, figuran los distintos mecanismos de seguridad. Fundamentalmente, los desarrollos en seguridad de redes malladas se han basado en los mecanismos de securización existente en redes inalámbricas ya que su origen radica precisamente en este tipo de redes. Por un lado se ha buscado que los datos estén encriptados.
Para ello se emplean mecanismos de encriptación como WEP o AES en sus distintas versiones. Además, también se emplean mecanismos de autenticación que aseguren que el equipo de la red mallada tenga permiso para su acceso a la misma mediante un listado de direcciones MAC permitidas, mediante certificados digitales, etc…. Habitualmente, los fabricantes ofrecen además un sistema de gestión centralizado a través del cual pueden controlar y visualizar su red mallada en cada momento, implementando en ocasiones sistemas de visualización de alarmas de detección de intrusos.
Además, no hay que olvidar el hecho de que al no existir un estándar, cada solución mallada dispone de un protocolo propietario, esto es, las soluciones de cada fabricante no interoperan con las de otros fabricantes, incrementándose de esta manera en un grado el nivel de seguridad respecto a las soluciones wifi.
Aunque este tipo de redes es relativamente joven, su implantación ha sido espectacular. Los usuarios se sienten cómodos con este tipo de sistemas ya que permiten por un lado que sus comunicaciones sean más seguras en el sentido de que la disponibilidad de su red es mucho mayor, y por otro lado son redes incluso más seguras que los sistemas inalámbricos wifi desde el punto de vista de accesos indeseados a sus sistemas. Posiblemente en estos dos aspectos radique el éxito de este tipo de despliegues.