Pedro Galatas, CEO de Afina
El outsourcing, o externalización de recursos, es ya una de las tendencias imperantes en el mundo de los negocios por derecho propio, y lejos quedan los tiempos en los que era considerado como una opción secundaria a la que se veían relegados aquellos que no contaban con recursos suficientes. En lo que respecta al ámbito tecnológico, además, se ha convertido en protagonista fundamental del mercado, con especial énfasis en lo relacionado con la seguridad informática, dadas sus especiales características y la importancia de que no ocurra el más mínimo fallo, por la magnitud de sus posibles consecuencias.
De hecho, según IDC, el outsourcing alcanzó, tan sólo en España, el 42% del mercado total de servicios tecnológicos, y la consultora prevé que para 2010 la cuota ascienda hasta el 47%, prácticamente la mitad del mercado. Asimismo, España muestra los mejores índices de crecimiento para el periodo 2006-2009 de toda la zona euro (tan sólo por detrás del Reino Unido y Escandinavia), con un 8,5% de crecimiento estimado. Una de las propuestas estrella en cuanto al outsourcing de la seguridad informática viene de la mano de la Seguridad Gestionada, una oferta flexible que se adapta a las necesidades específicas de cada cliente y ofrece prestaciones hasta ahora sólo disponibles para la gran cuenta, siendo especialmente atractiva por tanto para pymes y autónomos, en gran medida.
La mayor ventaja de este modelo reside precisamente en no ser necesario adquirir herramienta alguna, ya que en su lugar se contrata tanto su uso como los servicios asociados a su gestión, bajo una modalidad de alquiler a un precio que aporta un coste total de propiedad notablemente más bajo, además de adaptarse a los presupuestos más limitados sin descuidar las necesidades primordiales de protección.
En este modelo de Seguridad Gestionada, los servicios más populares y demandados son los de antivirus, cortafuegos, soluciones de filtrado de contenidos y URLs, estadísticas y copias de seguridad remotas (o backup), prestando cada vez más atención, además, a la seguridad interna, frente a la tendencia de años atrás de centrarse casi de forma exclusiva en la protección del perímetro.
Dejando en manos de expertos todo lo relativo a la seguridad de nuestros sistemas no sólo ahorramos en disgustos y evitamos inconvenientes, sino que nuestra plantilla puede dedicarse a lo verdaderamente importante para el negocio sin tener que estar pendiente de la seguridad, y se evita asimismo el tener que recurrir a un departamento TI propio, a menudo algo inasumible por pequeñas y medianas empresas. Con una cuota mensual asequible, es el cliente el que elije qué servicios y prestaciones quiere recibir, siendo la flexibilidad la máxima premisa presente en todo momento.
Del mismo modo, la empresa o profesional contratante puede tener la certeza de que su seguridad se encuentra en las mejores manos posibles, ya que los técnicos encargados de este servicio cuentan con una formación extensa y permanente en cuanto a seguridad se refiere. En definitiva, se acaba obteniendo más por menos, dándole la vuelta a la creencia anteriormente presente en el mundo de la externalización.
