En un entorno social y empresarial en constante transformación, la flexibilidad, agilidad y facilidad de absorción se han vuelto cualidades imprescindibles para mantener la competitividad y relevancia en el mercado de las organizaciones. En este contexto, su estrategia tecnológica debe incluir un plan de evolución sólido, coherente y alineado con los objetivos empresariales, que no solo asegure la continuidad del negocio, sino que también maximice la eficiencia y efectividad operativa. La transformación digital ocurre cuando las organizaciones incorporan tecnologías digitales en todas sus operaciones.
Todos conocemos los importantes beneficios que estos avances -y la transformación digital en general- traen a empresas e instituciones, por lo que no es necesario recordarlos. Sin embargo, sí considero importante recalcar que el verdadero potencial de estas herramientas solo se revela cuando todas ellas están interconectadas y alineadas para cumplir los objetivos estratégicos de cada organización. Este proceso no está exento de desafíos: no se trata simplemente de hacer que los elementos “funcionen juntos”, sino de establecer un marco de trabajo en el que todas las piezas se complementen y refuercen mutuamente.
En este sentido, según datos de IDC, en España las organizaciones que invierten más en su infraestructura IT incrementan más rápido sus ingresos, pero el reto queda de relieve al considerar que solo el 27% de las organizaciones realiza esa inversión de manera adecuada, es decir de manera ordenada, planificada, y aprovechando al máximo la tecnología disponible con foco en la aceleración y excelencia del negocio.
Conscientes de esta necesidad, en Kyocera definimos nuestro papel con el foco en aportar experiencia, orquestar conocimiento y ofrecer la mejor respuesta tecnológica seleccionando, desarrollando, integrando y operando soluciones IT en las organizaciones, fruto de nuestra experiencia de más de 20 años gestionando servicios y operando procesos.
Nuestro enfoque se centra así, más que en la tecnología, que es el habilitador, en cómo ésta contribuye al negocio, lo que nos hace dirigir la mirada a uno de los drivers de negocio que tendrá un especial protagonismo en 2025. Me refiero aquí a la modernización y transformación de aplicaciones, a través de un proceso de innovación con el que se persigue evolucionar la arquitectura IT actual que, aunque efectiva, puede limitar con la integración de nuevas tecnologías.
En Kyocera definimos nuestro papel con el foco en aportar experiencia, orquestar conocimiento y ofrecer la mejor respuesta tecnológica
Así, una arquitectura IT flexible, ágil y escalable que no solo dé soporte a nuevas operaciones y servicios digitales, sino que además permita incorporar de forma sencilla otras tecnologías como herramientas de visualización más dinámicas, sistemas de IA, servicios de analítica de datos, y cualquier futuro avance, será clave no solo durante el nuevo año que encaramos sino de manera sostenida.
La necesidad de garantizar que toda esta evolución se desarrolle en un entorno seguro responde no solo a que la ciberseguridad sea uno de los pilares fundamentales en los que se sustenta la continuidad de negocio y servicios de atención al ciudadano, sino en las crecientes exigencias regulatorias como las del Esquema Nacional de Seguridad, NIS2 o la Ley DORA.
Por último, me gustaría destacar la relevancia cada vez mayor de incorporar la cadena de valor en esta concepción de resiliencia y continuidad operativa, ya que el entorno empresarial interconectado y en continuo cambio al que hacía referencia al inicio, nos obliga a alinear a todos los participantes en esta cadena bajo un mismo prisma de seguridad.
En definitiva, nos encontramos ante un horizonte complejo pero que puede resultar enormemente beneficioso para aquellas organizaciones que lo afronten de la mano de un partner experimentado como Kyocera, que realice esa labor de orquestación tecnológica con la vista puesta en los objetivos de negocio.