En el panorama empresarial actual, se ha llegado a un punto de inflexión, en el que la confluencia de datos, aplicaciones y dispositivos se encuentra con arquitecturas híbridas y una nueva generación de amenazas. Una tormenta perfecta de caos que está dejando a las organizaciones más vulnerables que nunca.
Según un informe de IDC, el 61% de las empresas prevé una pérdida de datos en los próximos 12 meses, debido a ataques como el ransomware. Y el 59% espera que, si eso ocurre, tardará días e incluso semanas, en recuperar sus datos. Por otro lado, datos de Microsoft apuntan a que el 99% de los objetivos de ataque del ransomware son la seguridad de las empresas y sus herramientas de recuperación. Es decir, los ciberdelincuentes no buscan sólo robar y secuestrar datos para cobrar un rescate, sino destruir. Imaginemos lo que esto supone para la reputación de una empresa.
Hoy en día, el dato es el activo estratégico más importante para una organización. Y eso lo convierte en la gasolina para cualquier atacante. Cuantificar el negocio del ransomware asusta. En 2023 el ransomware movió 30 billones de dólares. Además, cada vez es más sofisticado, y se alimenta de la IA para aumentar su superficie de ataque y poner en marcha nuevas prácticas más rápidamente.
Un giro hacia la ciberresiliencia
Por eso es tan necesaria la ciberresiliencia en las empresas. No sólo la búsqueda y detección de malware, sino la capacidad de responder y de recuperar el negocio en el menor tiempo posible ante un ataque.
La ciberresiliencia es importante por su capacidad de responder y de recuperar el negocio en el menor tiempo posible ante un ataque
Si nos fijamos en marcos de seguridad tan conocidos como MITRE o NIST, vemos que la verdadera ciberresiliencia comienza antes de un ataque y, en realidad, no termina nunca. En nuestro trabajo diario vemos cómo muchas organizaciones dependen aún de un mosaico manual de aplicaciones legacy heredadas y de soluciones de nube que suponen una brecha importante – esto supone puertas de entrada y riesgos latentes.
La solución se encuentra en una combinación de alerta temprana, salas limpias, análisis de riesgos, tratamiento de datos sensibles y remediación de amenazas, apoyados en la escalabilidad de la nube para inmediatez. Y esto es lo que aporta Commvault Cloud además de la habilidad de probar, probar y probar, ya que comprobar un plan de resiliencia es básico.
Commvault Cloud está especialmente diseñada para la resiliencia cibernética, y permite predecir las amenazas con mayor rapidez, realizar recuperaciones limpias y acelerar los tiempos de respuesta ante las amenazas, todo ello con el menor coste total de propiedad posible. Y, con la arquitectura única de Commvault Cloud, los clientes pueden asegurar y recuperar sus datos a través de cualquier carga de trabajo, infraestructura y desde cualquier lugar a cualquier lugar. Además, utiliza la IA para mejorar la ciberresiliencia y tomar medidas para proteger los datos. Y, por primera vez en la industria, ofrece una cleanroom (o sala limpia) para asegurar las recuperaciones limpias.
Lograr la ciberresiliencia empresarial es algo más que construir muros más altos o fosos más profundos. Requiere un nuevo enfoque que contemple de forma holística todo el panorama, desde la mejor protección y seguridad de datos hasta la inteligencia de datos impulsada por IA y la recuperación ultrarrápida. Con estas capacidades Commvault Cloud es el nuevo estándar en ciberresiliencia.