Nombre: Marisa de Urquía Martí
Cargo: directora de Transformación Digital y Proyectos de Fondos Europeos de Telefónica
Fecha de nacimiento: 24 de febrero de 1970
Hijos: 2
Hobbies: pádel, esquí, lectura, la naturaleza
Estudios: Ingeniera Superior de Telecomunicaciones
Ha pasado por casi todos los puestos de Telefónica donde comenzó a trabajar en el año 2001 en la ya extinta Telefónica Móviles. Marisa de Urquía es desde hace menos de un mes, la nueva directora de Transformación Digital de la operadora. Además, también será la responsable de gestionar los proyectos correspondientes a los fondos europeos de digitalización. Desde ambos puestos reporta directamente al presidente de Telefónica España, Emilio Gayo.
Entrevista con Marisa de Urquía, directora de Transformación Digital y Proyectos de Fondos Europeos de Telefónica
¿Cómo llegó al mundo TIC?
Cuando decidí estudiar Ingeniería de Telecomunicación no tenía una vocación muy definida, como algunos amigos que sabían que querían ser médicos o arquitectos. Tenía facilidad por las matemáticas y la física y soy bastante práctica, así que opté por una ingeniería. Dentro de las ingenierías, era y es una de las que tiene mayor futuro y te permite orientar tu carrera hacia diferentes ámbitos: seguridad, educación, biomedicina… Te enseña a conocer la tecnología y sus múltiples posibilidades. No fue una carrera fácil, pero no me arrepiento en absoluto. También es importante el apoyo familiar, en mi caso nos enseñaron a todos los hermanos que podíamos estudiar lo que quisiéramos si trabajábamos duro, y todos debíamos hacerlo, sin diferencias. Mi madre estudió una carrera STEM en la universidad y, supongo, que eso también influye.
¿Qué es lo que más valora de su trabajo?
Lo variado que es y las posibilidades que ofrece. Imposible aburrirse. Puedes hacer un proyecto para mejorar la conectividad de los colegios y que los estudiantes puedan trabajar remotamente, trabajar para sensorizar las farolas de un municipio o colaborar con una multinacional del retail para cambiar por completo las tiendas, por ejemplo. Las posibilidades son infinitas. Trabajas en un proyecto y lo ves nacer, desarrollarse. Es apasionante comprobar cómo la tecnología ayuda a cambiar nuestros hábitos, nuestra forma de relacionarnos, nuestra forma de trabajar. Durante la pandemia creo que más que nunca hemos sido conscientes de cómo la tecnología ayuda a las personas. Gracias a ella y las excelentes infraestructuras de telecomunicaciones que tenemos, el país pudo permanecer activo durante el confinamiento. La actividad de los colegios, las empresas, de la administración se trasladó al mudo digital. La respuesta sanitaria a la emergencia se apoyó en nuestras redes de telecomunicaciones. Y, sobre todo, pudimos sentirnos más cerca de los nuestros a través de las videollamadas.
En su opinión ¿qué es lo que falla para que las mujeres no apuesten más por el estudio de carreras STEM?
En España hay pocos profesionales STEM en general, hombres y mujeres, pero es cierto que el porcentaje femenino de estudiantes STEM (sobre todo en carreras TIC -Tecnología de la Información-) es muy bajo en comparación con el número de universitarias.
Es necesario, desde edades muy tempranas, enseñar a valorar la ciencia y la tecnología y su incalculable valor para mejorar cualquier ámbito y cualquier profesión, desde las relacionadas con la salud o con los servicios sociales, hasta las más humanísticas, relacionadas con la cultura y el arte o con la sostenibilidad y el medio ambiente.
Puede que haya algo de cultural, de viejos y nuevos estereotipos. Quizá esas habilidades emocionales que se presuponen más acusadas en las mujeres les orienten equivocadamente a profesiones “más humanas” o de servicio público. Pero, precisamente por eso, y si realmente es así, su papel es clave en el mundo digital.
Es necesario acabar con viejos y nuevos estereotipos, como el del friki sin amigos, que trabaja en un sótano y carece de habilidad sociales, que continúan pesando en la decisión de las mujeres a la hora de optar por carreras STEM, así como en la asunción de puestos que exigen responsabilidades.
Hay estudios confirman que en las niñas sigue siendo muy importante la vocación, mientras que los niños son mucho más prácticos y eligen su carrera profesional en función de las oportunidades de trabajo y el dinero. Por eso, como decíamos antes es vital explicar todas las aplicaciones sociales que tiene la tecnología y cómo es compatible con cualquier vocación. Se debería incluir en la escuela alguna asignatura de pensamiento computacional, uso del dato, inteligencia artificial, que desmitifique y acerque la tecnología y sus utilidades a todos.
Las mujeres deben verse a sí mismas ejerciendo carreras STEM Hay grandes referentes dentro y fuera de nuestro país que hay que mostrar.
¿Cree que existe el “techo de cristal” en las empresas TIC? ¿Cuál debería ser la solución?
Volvemos a la educación. En el ámbito universitario, el porcentaje de alumnas matriculadas en carreras TIC es, tan solo, de un 12%. El número aumenta levemente cuando hablamos de ingenierías y arquitectura. Sin embargo, en carreras del sector STEM no tecnológicas, como medicina, farmacia y veterinaria, la presencia supera en algunos casos el 70%. Si los datos del Instituto de la Mujer indican que el 54% del alumnado matriculado en la universidad pública son mujeres, ¿por qué ellas no escogen profesiones TIC? Es decir, hay ya un techo de cristal desde la Universidad.
Ya en el entorno laboral, la brecha salarial y ese techo de cristal, esa dificultad para acceder a puestos directivos, son algunos de los desafíos a los que se enfrentan las mujeres para avanzar en su desarrollo profesional en este sector mayoritariamente masculino.
Sin embargo, el talento femenino tienen muchísimo que aportar en el mundo tecnológico y hay que potenciarlo. Hay que ofrecer referentes a las niñas, que entiendan que el valor que aportan en industrias como la de la Inteligencia Artificial, donde sólo el 13,5% de los profesionales a nivel mundial son mujeres, es enorme. Hoy más que nunca es clave que las mujeres, el 51% de la población mundial, formen parte de esa transformación digital, de esa nueva sociedad. ¿Cuál es la solución? El cambio llega desde la educación.
¿Una política de cuotas puede resolver el problema?
Una política de cuotas puede ayudar en determinados momentos, la llamada discriminación positiva, pero no creo que ese sea el problema de fondo y, por tanto, la solución. Estamos hablando todo el tiempo de la educación. Es necesaria una formación STEM desde el colegio. Más formación y más y mejor información científica y tecnológica.
Marisa de Urquía: «Hay ya un techo de cristal desde la Universidad»
La experiencia de Telefónica en proyectos como Technovation Challenge (https://technovationchallenge.org/) ha sido muy positiva. Después de participar, el 70% de las niñas se mostraron interesadas en iniciar estudios relacionados con la Tecnología. Technovation Girls es un programa de emprendimiento e innovación tecnológica para chicas de 10 a 18 años que acompañadas por mentores voluntarios identifican un problema en su comunidad y aplican la tecnología de un modo innovador para resolverlo.
Es necesario sobre todo que haya referentes femeninos en los que estas niñas se vean reflejadas. Es necesario que se eliminen esos estereotipos de lo que hablábamos antes. Y es clave ayudar a la conciliación.
¿Qué dificultades se encontró usted para llegar a la posición que tiene actualmente?
Compaginar mi vida personal y laboral, es un constante equilibrio inestable. Siempre hay que priorizar y tener gran capacidad de organización para llegar a todo. Poco a poco se van dando pasos que facilitan la conciliación, y eso ayuda, pero antes no existían todas esas medidas. Para ello también ha sido clave la tecnología, que nos ha permitido mayor flexibilidad y teletrabajo, aunque también es necesario educar en el correcto uso de estas herramientas tecnológicas para aprender a desconectar.
Un 35% de alumnos no logra ni acabar el bachillerato ni la FP equivalente, ¿está en la educación el problema de la falta de perfiles especializados?
En España se calcula que hay 350.000 puestos de trabajo sin cubrir por falta de perfiles digitales. Es necesario formar en ese tipo de habilidades a nuestros jóvenes, porque el empleo futuro será digital o no será. También es necesario incrementar los conocimientos digitales de nuestros propios empleados para que puedan hacer frente a los retos que se les van a poner por delante. La tecnología es a la vez el problema y la solución al permitir democratizar esos conocimientos con modelos educativos más flexibles.
La solución, llevamos todo el tiempo hablando de ello, está en la educación y en la formación. En un sentido amplio, desde el propio hogar, hasta las escuelas, la universidad o la FP. Hay que llevar a cabo esa transformación para adaptar la educación a un entorno laboral cambiante donde, sin duda, la tecnología jugará un papel clave, en combinación con otros conocimientos y habilidades como la comunicación, la empatía y la formación en valores. En Telefónica y en Fundación Telefónica llevamos décadas trabajando en este campo a través de proyectos como Conecta Empleo o Escuela 42. Es clave acercar el mundo de la empresa a escuelas y Universidades, apostar por modelos flexibles y por una formación permanente y más práctica.
¿Le han servido los estudios que hizo para realizar su labor actual?
Sí, mucho. La carrera me enseñó a valorar la tecnología por la gran variedad de usos que tiene. Y algo muy importante también: a estar en constante evolución. En este campo no terminas nunca de aprender; siempre hay que actualizarse. La tecnología evoluciona a gran velocidad y hay que estar formándose permanentemente.
Solucione el problema de la educación en España…
(risas) ¿Así, en un momento? Quizá el resume es que debe acometer definitivamente su transformación digital.
Es un problema muy complejo que requiere de una respuesta y una solución global. De las AAPP, que deben fomentar políticas encaminadas a aumentar el uso y las habilidades digitales de los ciudadanos; de toda la comunidad educativa, que debe romper barreras culturales y apostar definitivamente por la adopción de la tecnología y por un modelo educativo mixto, que combine lo mejor de la presencialidad y de la enseñanza on line. De las operadoras, que junto a las AAPP debemos proporcionar, como estamos haciendo, las infraestructuras de telecomunicaciones necesarias y los servicios necesarios para hacer realidad esa educación digital. En ese sentido, Telefónica está haciendo un esfuerzo titánico por llevar la fibra óptica al 100% de la población en 2025 y por encender su 5G.
También, de los hogares, que deben fomentar el uso responsable de los dispositivos y herramientas digitales, a la vez que educar en la igualdad. De las empresas, que deben integrar en sus procesos productivos las nuevas tecnologías, porque la digitalización en mucho más que el teletrabajo o el tener una página web. También de todos nosotros, que necesitamos un reciclaje y un aprendizaje permanente para adaptarnos a la nueva sociedad digital.
Si tuviera que aconsejar a un joven qué estudiar de cara a obtener un futuro laboral estable, ¿por dónde le orientaría?
El empleo futuro será digital o no será. Todas las especialidades requerirán de conocimientos y habilidades digitales. Médicos que operarán con robots, apoyados en tecnologías como el 5G. Docentes combinado educación digital y presencial. Las carretas TIC parecen ser las que más y mejor futuro ofrecen en términos económicos y de empleabilidad, pero yo creo que hay que tener vocación. Amar lo que se hace. Se seguirán necesitando profesores, abogados, arqueólogos, historiadores, escritores, artistas… También Community Managers, Ingenieros y expertos en Datos. Pero, en todos los casos, usarán la tecnología en su día a día.
Hay que aspirar a ser el mejor en lo que se hace, pero eso es imposible si tu trabajo no te apasiona y te motiva cada día.
¿Hacia dónde cree que va el sector TIC? En su opinión, ¿cuáles van a ser las tendencias que realmente van a transformar la sociedad?
La tecnología tiene que ser útil para las personas. Ese es su fin último y en eso debe basarse su evolución y la innovación tecnológica. Esa es la misión de Telefónica: mantener a las personas conectadas y mejorar su vida, hacerla más fácil, gracias a la tecnología.
Parece claro que la digitalización y la sostenibilidad serán las claves para afrontar esta crisis y que debemos ayudar a nuestras empresas, especialmente Pymes, a acometer esa necesaria transformación digital que les permita seguir vivas.
Tenemos la infraestructura, tenemos la mejor red de fibra óptica del Europa y una de las mejores del mundo, y tenemos las tecnologías para hacerlo: Inteligencia Artificial, BigData, Cloud y Edge Computing, IoT. Ahora es necesario aprender a usarlas, integrarlas en nuestro día a día, en los procesos productivos de las empresas para sacar de ellas una ventaja competitiva.
La gestión de los datos será clave para mejorar la competitividad de las empresas y junto a la Inteligencia Artificial abrirán un mundo de nuevas posibilidades. Debemos, asimismo, garantizar la seguridad de esos datos y por ello la Ciberseguridad será otro elemento básico.
Nuevas redes como el 5G harán posible la explosión definitiva del IoT. El 4G ayudó a conectar persona; el 5G conectará cosas. El 4G estaba orientado a mejorar la experiencia de uso de los clientes; el 5G, a evolucionar sociedades: que cualquier usuario pueda hacer uso de cualquier servicio público o privado con un solo clic sin importar dónde esté. Será la era de las ciudades inteligentes, los hogares inteligentes, las oficinas inteligentes…
IA, automatización, robótica, ¿de verdad cree que el futuro pasa por las personas?
Sin duda. Las personas serán la clave de la transformación. Las máquinas nos ayudarán. Probablemente podrán hacer algunas cosas mejor que nosotros, pero son las personas las que cambian las sociedades.
Son las personas las que deben reescribir las normas para adaptarlas a la Nueva Economía; reformular la formación para responder a las necesidades del mercado laboral. Son las personas las que deben canalizar los recursos económicos hacia los motores de reconstrucción; digitalizar las pequeñas y medianas empresas, e impulsar un pacto digital poniendo a las personas en el centro.
Son las personas las que deben construir un nuevo marco de valores, un nuevo código ético para la sociedad digital, sin dejar a nadie atrás.