Los monitores LDC han salido como claros vencedores en su batalla con la tecnología de tubo. Estos dispositivos han conseguido imponerse de forma clara en todo tipo de entornos, relegando hacia mercados muy específicos (diseño y artes gráficas) a su antiguo competidor.
La masiva llegada de monitores LCD ha permitido también conseguir una importante rebaja en los precios de estos dispositivos y, por consiguiente, una mejora sustancial en las tecnologías aplicadas. Ahora, el usuario puede optar por modelos de mayores prestaciones y tamaños de pantalla sin que esto repercuta de forma sustancial en su bolsillo. Y si esto lo llevamos al mundo de la empresa, el ahorro de costes, tanto en lo que se refiere a la adquisición como al espacio empleado en la mesa de trabajo, es realmente sustancial.
En esta comparativa hemos querido tomar el pulso a un mercado que sigue evolucionando, aunque lo hace en una dirección muy definida. Lejos de tratar de imponer novedades tecnológicas importantes o de marcar el ritmo de la evolución con ”gadgets” diferenciadores, los fabricantes de monitores están enfocando sus productos hacia un concepto eminentemente práctico. Sobre todo, se buscan dispositivos capaces de ofrecer una correcta relación entre precio y prestaciones, sin añadidos que puedan distorsionar la percepción del usuario.
Aunque sí existen modelos que incorporan accesorios como los altavoces y micrófono integrados, o incluso cámara web para aplicaciones de videoconferencia, los monitores que se han presentado a esta comparativa no presentan excesivas novedades en este sentido. Más bien los fabricantes han optado por ofrecer periféricos con una adecuada calidad de visualización, junto con diseños compactos, sobrios y prácticos.
Veamos qué podemos encontrar.