Las aplicaciones comerciales están en el punto de mira. El cambio al trabajo remoto ha provocado un aumento de la piratería y la fuga de datos. Los expertos insisten en cómo defenderse de las amenazas nuevas y antiguas y cómo gestionar las vulnerabilidades de las aplicaciones.
Utilice siempre firewalls, herramientas de detección de intrusos, antivirus, etc.., para garantizar la seguridad de las aplicaciones, pero, ¿por qué no es ya suficiente hoy?
A medida que las organizaciones adoptan la nube para aumentar su agilidad y rentabilidad, las aplicaciones comerciales actuales se han vuelto más dinámicas y complejas, según señala Itworld. Las herramientas tradicionales de control y monitoreo ya no permiten que el equipo de TI interactúe de manera efectiva, es decir, los expertos sólo pueden adivinar lo que está sucediendo fuera del alcance de la aplicación.
A medida que las aplicaciones comerciales se convierten en la columna vertebral del negocio digital y están a la vanguardia de la experiencia del cliente, esta amenaza para la seguridad de los datos es mayor que nunca.
Además, las consecuencias de una amenaza potencial pueden ser más globales que las consecuencias a primera vista. Según investigaciones recientes, la información de identificación del cliente (PII) o las direcciones IP de la organización están ampliamente disponibles dentro de las primeras 24 horas después de que ocurre la vulnerabilidad.
Si solo se utilizan aplicaciones comerciales tradicionales con deficiencias, no es fácil configurar un monitoreo activo
Es precisamente debido a la atención de los ciberdelincuentes a las aplicaciones comerciales modernas que los métodos tradicionales de seguridad de la información son ineficaces. Por ejemplo, si solo se utilizan aplicaciones comerciales tradicionales con deficiencias, no es fácil configurar un monitoreo activo.
Uno de ellos es que la velocidad de la aplicación se reduce debido al escaneo estático, y esto sólo brinda visibilidad en ciertos momentos. En otras palabras, este método aumenta los gastos generales y reduce la productividad y la calidad del servicio al cliente.
Según las estadísticas, en promedio, los equipos de TI necesitan hasta 280 días, para detectar y localizar las vulnerabilidades que conducen a la fuga de datos; para la empresa, esto es un gran riesgo de pérdida de ganancias y daño a la reputación. Además, las herramientas clásicas no pueden proporcionar información contextual sobre el impacto de la amenaza en las aplicaciones y en toda la empresa.