El auge de tecnologías disruptivas como la inteligencia artificial, y sus continuos avances, no está al margen de sectores como el del arte. Sotheby´s saca a subasta, por primera vez, una obra de arte generada por inteligencia artificial, dentro de la subasta de Arte Contemporáneo que tendrá lugar durante la mañana del próximo 6 de marzo en Londres. La pieza tiene un precio de salida de 30.000-40.000 libras esterlinas.
La obra de Mario Klingemann, titulada Memories of Passersby I, es una instalación formada por un mueble de madera que contiene un ordenador dotado con inteligencia artificial y dos pantallas enmarcadas. En estas pantallas, se visualizan los retratos creados en tiempo real por la máquina; inquietantes rostros imaginarios de hombre y mujer. A diferencia de los trabajos con inteligencia artificial que se han exhibido o vendido anteriormente, esta obra no muestra un producto final comisariado por humanos; es la primera obra de inteligencia artificial completamente autónoma y sólo la segunda pieza de “arte IA” en ser vendida en subasta.
Sotheby´s saca a subasta, por primera vez, una obra de arte generada por inteligencia artificial, dentro de la subasta de Arte Contemporáneo que tendrá lugar durante la mañana del próximo 6 de marzo en Londres
El desarrollo de la obra supone un gran avance a nivel tecnológico. El sinfín de imágenes que aparece en las pantallas no sigue una coreografía predefinida, es el resultado del análisis que realiza la inteligencia artificial en tiempo real: la máquina contiene todos los algoritmos necesarios para generar retratos nuevos siempre que esté funcionando, sin repeticiones.
Si bien los retratos han sido comparados anteriormente con obras de Francis Bacon, los pares de retratos han sido influenciados por obras de entre los siglos XVII y XIX, así como por la propia inclinación de Klingemann por los trabajos surrealistas de artistas como Max Ernst.
Describiendo la obra, el artista explica: “Memories of Passersby I contiene un dispositivo tecnológicamente muy avanzado que crea pinturas en tiempo real, bajo la mirada del espectador, lo cual me parece bastante mágico. Las redes neuronales juegan su papel, se podría decir que son los pinceles que he utilizado para desarrollar esta obra. La máquina va creando nuevos retratos que cambian y desaparecen, mientras aprende de sí misma y se va retroalimentando. Por supuesto, para mí es difícil soltar la obra al mundo sin estar a su lado pero confío en que está preparada para seguir creando retratos de forma infinita, como siempre había imaginado. Espero que cuando alguien se siente delante de las pantallas y ve pasar estos rostros fugaces, tenga la misma sensación que yo”.
“En su búsqueda por superar los procesos tradicionales de creación, el trabajo de Klingemann presenta una oportunidad maravillosa de ver cómo un “cerebro” de inteligencia artificial trabaja en tiempo real, creando rostros y retratos píxel a píxel. Realmente, contar con una tecnología de vanguardia que tenga el poder de generar retratos inquietantes, con reminiscencias de trabajos de artistas anteriores, es algo sin precedentes. La naturaleza del arte contemporáneo es sobrepasar los límites, límites que han sido y serán redefinidos durante siglos. El arte generado con inteligencia artificial es una innovación que se ha ganado su lugar en los libros de historia del arte, y el trabajo de Klingemann, el punto de inflexión del comienzo de una nueva y emocionante era”, señala Marina Ruiz Colomer, especialista en arte contemporáneo y Directora de la subasta de Arte Contemporáneo de Sotheby’s.
Cómo funciona
El “cerebro” autónomo de inteligencia artificial consiste en un sistema de redes neuronales muy similares a las del cerebro humano. La red neuronal está compuesta de un gran número de elementos procesados interconectados (neuronas) que no puede ser programado para desarrollar una tarea específica pero que aprende en base a ejemplos.
Klingemann ha explorado durante años el potencial de lo que él llama “neurografía”. Muchas de sus creaciones recientes están realizadas con una técnica de Redes Generativas Antagónicas (RGAs), dos redes neuronales que compiten mutuamente.
En un lado del algoritmo se encuentra el Generador, que realiza una nueva imagen basada en fotografías de retratos que abarcan desde el siglo XVII hasta el XIX. En el otro lado está el Discriminador, que trata de diferenciar entre las imágenes creadas por humanos y las imágenes producidas por el Generador. El objetivo es “engañar” al Discriminador para que considere las nuevas imágenes como reales.
Existen tres ediciones de la obra y dos pruebas del artista, pero como cada edición genera nuevos retratos de forma continua, ninguna es idéntica.