Juan Manuel Sáez
Odio a los profetas del pasado. A los que, una vez conocida la noticia, se apuntan al “ya lo sabía yo”, “te lo dije”, o, “se veía venir”. Una vez escribí que “si el SIMO no existiera, habría que inventarlo”. Es una muy mala noticia su desaparición. Nos ha sorprendido a todos. Yo estuve la semana pasada con su director, Santiago Quiroga, y advertí preocupación, pero no creo que en aquel momento estuviera valorando la suspensión del certamen. Las últimas “deserciones” de las operadoras han debido precipitar la decisión final.
No se trata ahora de reprochar o buscar culpables. Hay que ver con urgencia cómo lo recuperamos. Es demasiado fácil poner toda la responsabilidad de este fracaso en la organización, o en sus máximos directivos: esto hubiera pasado igual con otras personas. Tal vez el modelo no era el más adecuado, pero Santiago Quiroga no ha hecho otra cosa que seguir las pautas que le han ido marcando los representantes de las empresas de nuestro sector, como no podía ser de otra manera: nadie inteligente tira piedras contra su propio tejado.
Que nos sirva de experiencia este episodio, y que seamos capaces entre todos de construir un nuevo evento, que sea verdaderamente un dinamizador del sector informático, como ha sido siempre el SIMO. No nos equivoquemos, esta feria nos interesa a todos.