El ciberacoso está en el centro de la actualidad y del debate. El 21,2% de los adolescentes españoles ha recibido alguna petición de una foto comprometida. Atendiendo al sexo, los porcentajes son similares entre chicos y chicas, pero hay un aumento del riesgo en las edades más avanzadas de la adolescencia. De hecho, los nacidos en 1995 han recibido estas peticiones casi 1 de cada 2 (48,5%).
Estos datos forman parte del estudio “Retos ético-pedagógicos en entornos virtuales. Análisis de la realidad y propuestas educativas” del Grupo de Investigación de UNIR (Universidad Internacional de La Rioja) El quehacer educativo como acción. Este estudio nacional sobre el uso de internet y las redes sociales de los adolescentes españoles (de 12 a 18 años), dirigido por el catedrático José Antonio Ibáñez-Martín, se ha llevado a cabo durante el curso académico 2012-2013.
El citado porcentaje sobre ciberacoso del estudio es “aún más alarmante” si se observa el reducido número de adolescentes que acudiría a sus padres en tal situación: un 15,7%. Además, quienes obtienen mejores notas son más propensos a acudir a sus progenitores (24,4%), frente a los que tienen una media inferior a 5 (9,6%), “lo que nos llevaría a identificar en este grupo el mayor colectivo de riesgo”.
Asimismo, según esta investigación, uno de cada cuatro jóvenes de 18 años ha enviado alguna vez una foto comprometida por Internet. “Tampoco es baladí el porcentaje de quienes han recibido propuestas de carácter sexual por correo electrónico, sms, foro o chat, pues en términos generales supera a las peticiones de fotos comprometidas y alcanza el 28,8%; es decir, prácticamente 1 de cada 3 jóvenes españoles de entre 12 y 18 años”.
Aunque no planifican el tiempo de conexión a Internet, la mitad de la población infanto-juvenil emplea en la Red de 1 a 3 horas diarias
Intimidad en internet
De acuerdo con los autores del estudio, “internet y más directamente las redes sociales están difuminando las líneas de la intimidad. La posibilidad de compartirlo prácticamente todo dificulta a los adolescentes la comprensión de lo que debe compartirse con amigos, familiares, conocidos, etc. así como la delimitación de ámbitos: laboral, escolar, social, familiar, público y privado, y la diferenciación de lo sustancial de lo accesorio”.
Un 34,2% de los adolescentes encuestados afirma que cuenta cosas de ellos mismos o su familia en internet. Según la investigación, más de la mitad de los adolescentes españoles (el 55,1%) admite que o bien no ha pensado, o bien no considera probable que lo que escribe en la red tenga consecuencias para el futuro.
“Si los expertos tradicionalmente han recomendado la visualización compartida y comentada de la televisión en el entorno familiar, este requerimiento se nos muestra hoy más imprescindible aún si cabe. A pesar de ello, la realidad nos muestra el escaso acompañamiento que los padres realizan de la navegación y las relaciones sociales virtuales de sus hijos”. De hecho, el estudio arroja que en el 57% de los casos los padres no tienen acceso al perfil de sus hijos.
Otras variables manejadas por el grupo de investigación de UNIR apuntan a que el 17% de jóvenes entre 12 y 18 años ha quedado con alguien a quien sólo conocía a través de la red. Este porcentaje sube al 45,7% en jóvenes de 18 años.
Mentiras en el perfil
Sobre la predisposición de los adolescentes a decir la verdad en las redes sociales, la muestra refleja que casi siete de cada diez reconoce que miente en su perfil.
En otro orden de cosas, el 43,2% afirma que internet puede ser una ayuda para conseguir buenas notas y uno de cada tres de los encuestados se opone a que los profesores compartan las redes sociales con los alumnos, aunque el 60% de los adolescentes reconoce tener en su red social a algún profesor.
Los autores de la investigación hacen hincapié en los “desafíos” que se abren en el entorno de la ética y que tienen que ver con la responsabilidad, la relación educativa, las normas de comunicación en la red, la honestidad en la presentación de la información, etc.” Por eso resulta vital diseñar unas adecuadas estrategias educativas.