La Asociación Española de Empresas de Consultoría (AEC) organiza, por primera vez en España, el Congreso Europeo de Consultoría, la principal cita internacional del sector, dedicado en esta edición a la innovación como factor de crecimiento, y al papel fundamental de la consultoría en los procesos de transformación e internacionalización de las empresas.
La AEC ha abogado en el Congreso por que tanto las empresas como la Administración dejen atrás la etapa de reducción de costes e inversiones y entren definitivamente en una etapa de transformación e innovación que será la que hará a España más competitiva.
En el marco del Congreso, Manuel Pimentel, presidente de la AEC, ha presentado las claves y novedades del sector, acompañado de un elenco representativo de ponentes de grandes empresas y diferentes países para destacar la importancia de las TIC y de la consultoría y servicios TIC como parte esencial de la solución a los problemas que ha de afrontar cualquier organización en estos momentos.
Para contextualizar la situación que atraviesa la Innovación en España y su relación con los países del entorno europeo, la AEC ha presentado su Primer Informe de Innovación: La Consultoría en el ADN de la innovación, donde se realiza un mapa de situación, se enumeran las deficiencias que aquejan a España en materia de innovación y se recogen las soluciones propuestas por el sector de la consultoría.
Como ha puesto de manifiesto Manuel Pimentel, presidente de la patronal del sector de la Consultoría, en la presentación del Congreso: “La innovación no puede ser solo un ineludible objetivo sectorial; debe ser también un compromiso de todos los actores implicados, y sobre todo, un objetivo de país”. Según ha demandado el presidente de la AEC: “Corresponde al Gobierno poner en marcha una política efectiva de incentivos a la I+D+i a través de la bonificación en las cotizaciones a la Seguridad Social para personal investigador, que, en el sector de la consultoría se aplica a consultores que trabajan en proyectos de calado innovador con sus clientes, así como todas las iniciativas y normativas que impliquen un apoyo y un estímulo efectivo a las empresas en este campo”.
Según se desprende del Informe, actualmente, los recursos destinados en España a I+D son notablemente inferiores al resto de los países de la OCDE; esta situación es incluso peor en el sector privado (2,3 investigadores por cada 1.000) que en el público (4,5 de cada 1.000).
Este y otros factores hacen que la innovación en España esté seis puestos por debajo de la media europea, ocupando el puesto 17 de los 28 miembros que componen la Unión Europea. En España, solo el 41% de las empresas son innovadoras, frente a un 79,3%, en Alemania o al 59,5%, de Irlanda.
Entre las causas principales de este resultado se encuentran: la escasa colaboración entre los agentes implicados; la falta de cultura en los mercados financieros españoles para la financiación de la innovación; el desajuste entre la oferta tecnológica de los centros tecnológicos y las necesidades de las empresas; la escasa cultura de colaboración de las empresas entre sí y con los centros de investigación y la reducida financiación pública para el desarrollo de empresas emergentes.