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Mujeres Brecha salarial TI

Un relato de transformación en la industria TIC española

Las Carreras STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) han surgido como pilares fundamentales de la innovación y el progreso, eso es un hecho. Sin embargo, detrás de los avances tecnológicos y científicos, persiste una disparidad de género que está dejando a las niñas en desventaja en estos campos.

Desde las primeras etapas de la vida, las niñas son guiadas por un laberinto de estereotipos de género que, inadvertidamente, influyen en sus elecciones educativas y profesionales.

Siendo una mujer de mediana edad… De pequeña, ¿alguna vez te han regalado un balón de futbol, una caja de herramientas para Mecano, o algún paquete de Micro Machines? ¿O más bien recibías cocinitas, muñecas maquilladas o ponys con crines de colores…?

Esto, sumado a la percepción de que las habilidades de las niñas son más adecuadas para áreas verbales y sociales, mientras que los niños son los naturalmente inclinados hacia las matemáticas y las ciencias, se convierte en una barrera invisible que desvía a las niñas de las STEM influyendo drásticamente en su camino por las etapas educativas y profesionales.

Mi realidad en el mundo STEM

Afortunadamente en mi infancia pude contar no solo con grandes referentes de mujeres en STEM, entre las que se encontraba mi madre, sino que tanto mi entorno familiar como educativo fomentaban la igualdad y me facilitaron optar por estudiar una carrera STEM. Estudié arquitectura.

Es verdad que arquitectura es una de las carreras STEM que en número de estudiantes ha alcanzado la paridad, sin embargo, en cuanto a sus salidas profesionales, hay aún terrenos en los que las mujeres somos minoría. Cuando hace 12 años desembarqué en Houston, encontré un trabajo en un estudio local especializado en restaurar y rehabilitar vivienda histórica. El trabajo como diseñadora me encantaba, pero me gustaba aún más la obra. Fue ahí donde me topé con un ambiente exclusivamente masculino. Tenía que ser muy firme y tajante porque muchos trabajadores no querían recibir directrices de una “niña” recién salida de la escuela. En las visitas a clientes con el responsable del estudio me preguntaban si era estudiante, y él siempre respondía por mí: “No, no, ella puede hasta calcular estructuras”. Eso les sorprendía mucho. Y posiblemente les seguirá sorprendiendo, porque, a pesar de esa paridad en número de profesionales, a pie de obra, la historia sigue siendo contada mayoritariamente por hombres.

Y de una profesión STEM acabé en otra, en el sector de la tecnología, en una empresa familiar de consultoría de TI. Por circunstancias de la vida, acabé llevando el departamento de Talento y Cultura de LedaMC. Aquí nunca me he sentido “rara” por el hecho de ser mujer, al contrario, es una empresa donde la igualdad se ve en cada departamento. Nuestra CEO es una mujer y el número de mujeres es absolutamente comparable al de hombres, formando el 61% del equipo.

Pero soy consciente de que somos una excepción en el sector, lo veo cuando asistimos a eventos TIC o visitamos clientes. Después te contaré cómo lo estamos consiguiendo en LedaMC, pero antes me gustaría contarte cuál es la realidad del sector.

La realidad de la mujer en el sector TIC

La realidad del sector TIC es otra, es la de esas niñas que sienten que no les pertenecen sus sueños. Y digo realidad porque los datos son los que son y no solo en España. Tenemos datos similares en toda la zona europea, con porcentajes de mujeres que eligen carreras STEM bastante bajos, en torno al 30%. Pero si dentro de las STEM nos centramos en las carreras tecnológicas, ese porcentaje cae hasta el 19%, según datos de 2022 de Eurostat, y se prevé que sigan en descenso.

Los desafíos no acaban en los estudios, porque aún hay más cuando por fin se incorporan a la vida laboral. Informes elaborados recientemente en España como el de Digital Fems o Digital TalentOverview,revelan la gran brecha salarial, desde el inicio, que se acentúa en perfiles senior, con menos oportunidades para ascender y una tasa de abandono del sector que duplica la de los hombres.

Pero también hay buenas noticias que reflejan que el sector está comprometido con el cambio: la industria tecnológica ha sido la que más ha mejorado en la tasa de contratación de mujeres en puestos de liderazgo. Porque todos conocemos la escasez de talento que atraviesa este sector y si trabajamos juntos para que el porcentaje de mujeres en tecnología crezca en los próximos años tendremos la solución a esta carencia.

Y sí, es responsabilidad de todos, gobiernos, empresas y sociedad. Tenemos que seguir trabajando para reforzar a las niñas en las clases de STEM para que no abandonen ese camino en sus estudios. Este es un camino lento, pero no por ello debemos abandonarlo. Enseñar referentes femeninos en los libros de texto, adaptar los juguetes para romper estereotipos tradicionales, fomentar la representación femenina en el profesorado de ciencias son algunas de las medidas que podemos tomar al inicio de la educación.

Pero no debemos detenernos ahí. Una vez llegan al mundo laboral, tenemos que seguir corrigiendo los sesgos y mejorar las tasas de retención de las mujeres en profesiones tecnológicas. ¿Cómo? Con medidas concretas que favorezcan la conciliación, la igualdad de oportunidades a la hora de contratar y de promocionar y la igualdad salarial, entre otros. Nuestro porcentaje de mujeres en plantilla incrementa cada año y nuestras cifras de retención son representativas, con más de un 56% de personas que llevan con nosotros más de 5 años.

En estos años que llevo al frente del Departamento de Talento y Cultura también hemos impulsado la reconversión profesional para que hombres y mujeres de otras áreas puedan desempeñar roles tecnológicos. La recualificación y formación continua tiene mucho más poder del que se le concede. Es un camino arduo, pero, en estos momentos en los que nos faltan profesionales con formación STEM, facilitar la reconversión de mujeres puede ser clave para solventarlo, además de satisfactorio.

Hay mucho por hacer, pero nadie dijo que la solución fuera fácil. Y este trabajo seguro merecerá la pena, porque, quizás, en un futuro no muy lejano, esta ya no será la realidad, sino hechos del pasado.

Por María de la Fuente, directora del Departamento de Talento y Cultura de LedaMC

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