Indra ha implantado en las Islas Galápagos, una de las zonas con mayor protección medioambiental del mundo, una estación de vigilancia del tráfico aéreo cuyo impacto medioambiental se ha reducido hasta hacerlo prácticamente nulo.
Estas nuevas instalaciones cuentan con un sistema radar secundario que ha sido situado en el cerro de San Joaquín, en la isla de San Cristóbal. Toda esta zona ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, y su entorno ha sido preservado de la acción del hombre y conservado prácticamente virgen. No hay que olvidar que, hace dos siglos, su flora y fauna endémica resultó decisiva para que Darwin diese con las claves para elaborar su teoría de la evolución de las especies.
Hoy en día, el enclave forma parte de un Parque Nacional estrictamente protegido por las autoridades de Ecuador. Por esta razón, Indra ha trabajado con sumo cuidado, para asegurarse de que su actuación no afectase al medio. La compañía extremó la atención en el cumplimiento de las recomendaciones en materia electromagnética que establece la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI); realizó previamente un estudio de Impacto Medioambiental para obtener la licencia pertinente del Ministerio de Medioambiente de este país; y se coordinó con los técnicos del Parque Nacional, que supervisaron en todo momento el desarrollo de los trabajos.
Ha cumplido así con éxito con todas las exigencias medioambientales y ha superado la dificultad añadida de haber llevado a cabo el proyecto en una zona remota, situada a 1.000 kilómetros de la costa continental del Ecuador, lo que añade un buen número de dificultades logísticas. La empresa contó para superar todos estos problemas con un equipo de 12 personas, en su mayoría ecuatorianas y algunas de ellas originarias de la propia isla.
Durante seis meses se encargaron de poner en marcha la estación, cuidando de que los accesos, el espacio del recinto, los materiales que se emplearon, los sistemas de abastecimiento de energía, las instalaciones para los equipos e incluso los colores utilizados, afectasen lo mínimo posible al entono.
Ahora, con su entrada en funcionamiento, la Dirección General de Aeronáutica Civil de Ecuador dispondrá de un nuevo sistema con el que vigilar el espacio aéreo de la región de Galápagos, una zona que hasta ahora dependía exclusivamente de las comunicaciones de radio para gestionar el tráfico y apoyar a las aeronaves en su aproximación a los aeropuertos de San Cristobal y Baltra. También controlará el corredor oceánico que une el archipiélago con el continente y completará el control de Ecuador sobre todo su espacio de influencia.
Los datos que recoge el sistema radar se distribuirán a través de un enlace de microondas y terminales satelitales VSAT, de modo que los aeropuertos insulares y el centro de control de Guayaquil, situado ya en el continente, podrán supervisar todo el tráfico.
La tecnología de Indra contribuirá de este modo al desarrollo económico sostenible del archipiélago, permitiendo la afluencia de turistas interesados en conocer los rasgos distintivos de este ecosistema.
A todos los controles y requerimientos a los que la nueva estación ya ha respondido, hay que sumar, además, el Plan de Manejo Ambiental que exigirá a la estación superar anualmente una auditoria para comprobar que sigue cumpliéndolos.