IFS ha publicado los resultados de su «Global AI Optimism League Table», donde revela que el grado de optimismo hacia la inteligencia artificial (IA) está estrechamente vinculado a su grado de integración en las empresas. Curiosamente, las organizaciones con ingresos de entre 200 y 500 millones de dólares son las que muestran mayor entusiasmo respecto a ella. Además, países como Reino Unido y Estados Unidos, obtiene un nivel de optimismo más bajo.
“Podría parecer lógico suponer que un mayor acceso a recursos financieros impulsa el optimismo hacia la IA, pero nuestros hallazgos muestran lo contrario”, comenta Gonzalo Valle, gerente de preventas de IFS.
En contraste, las empresas que superan los 500 millones de dólares en ingresos ocupan solo la tercera posición en términos de optimismo, debido a una división interna en torno a la estrategia, la preparación de los datos y las habilidades del equipo. Solo el 25% de estas empresas espera ver beneficios tangibles de la IA en el próximo año, mientras que el resto prevé resultados en un plazo de al menos tres años.
Las organizaciones que cuentan con una base sólida en la nube están más avanzadas en su trayectoria hacia la IA, independientemente de su facturación anual
Como era de esperar, las empresas medianas (50-200 millones de dólares) muestran menor optimismo, principalmente por la falta de recursos disponibles.
Christian Pedersen, Director de Producto Principal de IFS, advierte que “podríamos estar acercándonos a un desencanto generalizado, especialmente después del gran auge que la IA ha tenido en los últimos 18 meses. Pero los líderes deben entender que la IA no es solo una herramienta, sino una estrategia integral».
Optimismo en IA
La investigación también identifica que las empresas con infraestructuras tecnológicas más avanzadas, particularmente en la nube, tienden a mostrar un mayor optimismo sobre los beneficios futuros de la IA. Este optimismo está vinculado a la creencia de que las ventajas tangibles se manifestarán en un plazo relativamente corto.
Pedersen señala que “la presión por adoptar la IA está aumentando en los consejos directivos, impulsada en parte por informes como el de McKinsey, que sugiere que la IA podría añadir hasta 4,4 billones de dólares en beneficios anuales. Sin embargo, sin una estrategia clara, estos programas corren el riesgo de quedarse estancados”.
Los directivos esperan que la IA tenga un impacto significativo en áreas como la innovación de productos y servicios (31%), la accesibilidad de los datos (30%) y la reducción de costes (29%).Además, el estudio subraya la relación entre la IA y las iniciativas de sostenibilidad. Los países con estrategias menos desarrolladas en sostenibilidad tienden a mostrar menor entusiasmo hacia la adopción de la IA.
Pedersen concluye: «Muchos tienen expectativas elevadas respecto a la IA, pero suelen malinterpretar su verdadero valor. La IA industrial, donde los datos fluyen de manera integral a través de todas las áreas de la empresa, es lo que realmente transforma los negocios. Para las empresas que no tienen una estrategia clara en ese sentido, contar con un socio adecuado es crucial para avanzar en este viaje».