Todo el mundo dice que los odia, pero ahí están: son los grupos de Whatsapp. Cualquier usuario de esta popular aplicación está presente en al menos uno. Y como las Pringles, cuando haces pop ya no hay stop. Da igual si quieres estar o no, siempre habrá alguien que te apunte a uno de los grupos. Los hay múltiples y variados, de antiguos alumnos del colegio, de trabajo, de progenitores, de colegas de profesión, de familia, de familia para poner verdes a los cuñados, del gimnasio, de los colegas del bar… la lista es interminable.
Todos ellos tienen algunos elementos en común: un líder encargado de dirigir a la masa e incrementar el número de miembros; un par de chisposos sin gracia, que carecen de vida laboral y también privada y cuyo único objetivo es llenar el chat y la memoria de los smartphones de memes sin sentido; al menos tienen que contar con un personaje encargado de quejarse de forma permanente, da igual la temática: si gana el Madrid, se queja; si el paro baja se queja; si llega tarde al trabajo, se queja… También está el extremo opuesto: el «happy flower». Este se encarga de dar la bienvenida constante a cada nueva incorporación. El problema de éstos es que no constituyen un elemento único dentro del grupo, son varios, con lo que de repente uno se encuentra con 300 mensajes nuevos en su terminal que se repiten por doquier: «Bienvenido», «Hola, ¡qué bien que te unas al grupo!, «¡Qué incorporación más buena!» y así hasta el infinito y más allá.
Afortunadamente, la gran mayoría sufre sus grupos de Whatsapp en silencio: no dicen ni una sola palabra y seguramente tienen el grupo silenciado. La solución ante un problema de semejante tamaño parece fácil pero no lo es, porque salirse del grupo implica recibir miradas asesinas cuando se coincide en el mundo real con alguno de ellos. Y además siempre aparecerá algún insensato que volverá a intoducirte en el grupo.
Afortunadamente, la gran mayoría sufre sus grupos de Whatsapp en silencio
¿No querías caldo? Pues toma dos tazas. Ahora Whatsapp ha anunciado que está estudiando incorporar las videollamadas en grupo. En principio, y según se ha anunciado, los grupos estarán formados por un máximo de tres personas, pero dado el recorrido que han tenido los grupos escritos, ya me parecen multitud. Y no, no me fío… estoy seguro de que en un tiempo prudencial ese número de miembros irá en aumento. Ya ocurrió en su momento con los grupos y así hemos llegado a los 256 que se admiten ahora.
Podeis pensar que esas videollamadas grupales pueden significar un incremento de la productividad empresarial, pero no. No os confundáis: ningún grupo de Whatsapp actual se utiliza con el fin con el que se creó en un principio. Así que me temo que en este caso ocurrirá algo similar. Y entonces ya tenemos el lío montado. Imaginaos ver en vuestra pantalla del teléfono tres ventanas en las que a la vez se juntan el quejica, el líder del grupo y el «happy flower». Y el teléfono venga a sonar.
Sinceramente, la idea es buena, pero como dudo de que el uso que se le de a la herramienta sea la apropiada, me temo que whatspp ha metido nuevamente a Belcebú en nuestros terminales.