No soy un friki de las redes sociales. Las dos únicas que utilizo es por motivos profesionales. Fuera de ahí, debe ser que tengo el ego muy subido y no tengo necesidad de que “la comunidad de usuarios” vean dónde me voy de vacaciones y lo bien que me lo estoy pasando, la comida que acabo de cocinar o los registros de record que he obtenido en un determinado juego.
Como pienso que mis hijos son muy parecidos al resto de infantes, tampoco me da por publicar los goles que ha metido uno en un partido o lo guapísima que está mi hija cuando se pone un determinado vestido.
No soy un friki de las redes sociales, pero me pregunto si las queremos por falta de autoestima o por generar envidia
Vivimos en un mundo en que la gente necesita la aclamación popular para ser feliz. Todavía no he logrado entender si se trata de un problema de autoestima o generar envidia en el resto. Puede que ambas a la vez. Si vamos al sector empresarial sucede más o menos lo mismo: qué bien han organizado un determinado evento y la foto de los canapés que han servido en el mismo, presumir del número de seguidores (muchas veces comprados, algo que en nuestro sector editorial hacen algunas publicaciones online), etc. En el descargo de las empresas hay que reconocer que lo hacen con dos fines: vender su producto y/o atender al cliente. Pero, fuera de eso, ¿realmente es necesario que machaques a tus “followers” con el vino que has servido en un cóctel? Pienso que se nos está yendo de las manos. Creo que la sociedad está cada vez más aborregada y opino que no vemos más allá de nuestra propia ideología, aderezada con múltiples bulos que nos creemos a pies juntillas, porque “lo han dicho en el Facebook”. Y así, vemos al que no opina igual, como nuestro enemigo. Porque sí. Porque las redes sociales nos han hecho poseedores de la verdad absoluta y lo que nos han hecho es ser, cada día, un poquito más ignorantes.
Juan Roig, Dimás Jimeno, Josu Jon Imaz o Pablo Isla no tienen perfil en redes sociales…. y no les va nada mal.