El periodo de vacaciones para estudiantes y profesores es el momento idóneo para que la administración mejore las infraestructuras tecnológicas en escuelas y facultades universitarias mediante la adaptación de las políticas de seguridad, medidas para promover la eficiencia energética y mejoras en el rendimiento. En esta misma línea, Extreme Networks ha desarrollado una serie de recomendaciones que considera fundamentales para mejorar la eficiencia de la red en los centros universitarios.
Nuestra comunidad educativa se dirige a un modelo de desarrollo de las clases en las que se busca proveer a los alumnos de contenidos basados en datos, voz y vídeo, para lo cual se necesita una conectividad de red optimizada, de alto rendimiento y segura. La capacidad para obtener el mejor aprovechamiento con la actual infraestructura de red ahorra tiempo y recursos a la vez que mejora significativamente la experiencia académica de profesores y alumnos.
1. Comprobar la seguridad y la política de red:
Los estudiantes y profesores participan con creciente frecuencia en comunidades online como Twitter y Facebook, además llevan encima iPhones y portátiles que conectan a la red Ethernet sobre una WiFi de 802.11. De este modo la red se convierte en un elemento esencial dentro de estas instituciones. Para hacer posible la convivencia entre los miembros de una misma comunidad universitaria, es necesario contar con un administrador de red que controle en cierta medida el tráfico en la red de los estudiantes.
Una implementación de políticas de red adecuada, permite a los centros tener un mayor control sobre los dispositivos que acceden a la red mediante claves de usuario y contraseñas, direcciones MAC/IP así como la posibilidad de separar el tráfico sensible de Internet mediante la aplicación de políticas dinámicas y LANs virtuales (VLANs). Con estos sencillos pasos, los centros universitarios podrán minimizar la utilización de la LAN por dispositivos y usuarios no controlados para la realización de actividades no relacionadas con los estudios o dañinas para la red, y así optimizar la capacidad de la red para la enseñanza.
2. Implementación de calidad del servicio
Las redes convergentes ofrecen una mejora en los niveles de tráfico de voz, video y datos a través de la red. La gestión de la red centralizada y la automatización de red a través del scripting permiten establecer la misma configuración para todos los switches de la red, mejorando así la agilidad de los despliegues y de los cambios en la configuración.
Extreme Networks, por ejemplo, utiliza el script “QoSConfig”, a través de la web Widget Central, para configurar escenarios QoS a través de múltiples switches Ethernet. Este script junto con su descripción está accesible para cualquier interesado desde el siguiente link:
http://www.extremenetworks.com/solutions/widget-central/?refID=3
3. Control eficiente del consumo energético.
La eficiencia energética es un asunto de creciente interés en los centros universitarios donde las redes no son diferentes a las de otros ámbitos. Para reducir el gasto energético, Extreme les recomienda que adopten configuraciones inteligentes para poder reducir la energía consumida por los puertos en momentos de bajo demanda, por ejemplo durante la noche o en el periodo vacacional.
4. Implementar Redundancia.
Las clases que se desarrollan en las universidades incorporan cada vez más herramientas multimedia que incluyen presentaciones digitales con permanente conexión a internet, pizarras electrónicas y otras aplicaciones web. Esto implica una disponibilidad continua de la red para asegurar que las clases se desarrollen sin dificultades, mediante el uso de switches y conexiones redundantes, así como proteger los enlaces de fibra mediante la implementación de protocolos para la recuperación frente a fallos. Para disponer de esta capacidad, los switches de acceso deberían conectarse a los switches mediante conexiones dobles a switches redundantes de agregación o core.
Además, es importante emplear protocolos de redundancia de red, como EAPS (RFC # 3619), que limitan el tiempo de caída de la red para minimizar la pérdida de conectividad a un tiempo inferior de 50 milisegundos en el caso de romperse un cable de fibra o sufrir una interrupción en la conexión.
