El Big Data ha dejado de ser un concepto para ser una realidad. Un gran número de compañías de muy diversos sectores se han dado cuenta de la importancia de su uso, entre ellas las del ámbito sanitario. Sin embargo, el proceso de transformación digital, y por ende la incorporación de soluciones de Big Data, no se ha producido al mismo ritmo y con la misma intensidad en todos los campos. En este sentido querría detenerme en el caso del sector sanitario, cuyo proceso se está llevando a cabo de una forma más ralentizada que otros como son el de banca o turismo.
El camino hacia la evolución tecnología dentro del sector no está siendo del todo sencillo. Existen ciertos obstáculos que impiden que se desarrolle con normalidad. Tanto médicos como pacientes, entre otros, son ya conscientes de que esta situación debe cambiar. Por ejemplo, los pacientes empiezan a darse cuenta de que los tratamientos, y muchos otros procesos y actividades dentro del sector, pueden optimizarse con una toma de decisiones basadas en hechos e información convenientemente analizada, más que en apreciaciones generales. Así, tecnologías como Big Data han llegado para quedarse y para beneficiar a toda la industria y sus componentes.
El Big Data se está convirtiendo en un factor clave para proporcionar una visión práctica, tanto para la comunidad médica como para los pacientes, de las enfermedades, su expansión, causa y tratamiento. Cuanto más relevantes sean los datos obtenidos, mejor será la toma de decisiones en los casos particulares de cada paciente. La asistencia médica para los pacientes se está convirtiendo en un hecho; los consumidores se dan cuenta de que los tratamientos mejoran con la toma de decisiones basadas en hechos más que el instinto de una persona.
Despliegues reales
Dentro del sector podemos constatar que la investigación médica está apostando por el Big Data, ya que muchas empresas están comprobando cómo, por ejemplo, los ciclos de diagnóstico se están reduciendo de días a minutos. Por citar un caso, Mitsui Knowledge Industry (MKI), una empresa líder en investigación y consultoría de asistencia sanitaria, está mejorando la investigación del cáncer mediante el poder de análisis y la velocidad del Big Data. Normalmente, el análisis de un genoma del cáncer es un proceso de tres pasos que tarda de dos a tres días en ser completado. Desde que se utiliza el Big Data, el inicio del tratamiento y los tiempos de diagnóstico han pasado de entre dos y tres días a entre 20 y 40 minutos.
Otros segmentos sanitarios también están trabajando en obtener más provecho de sus datos a través de análisis y técnicas de Big Data. Por ejemplo, las grandes farmacéuticas están aprovechando técnicas de Big Data para encontrar usos alternativos para los ensayos de «ángeles caídos», es decir, de aquellos medicamentos que se quedaron en las puertas de ser lanzados al mercado.
Seguridad
La seguridad en relación al mal uso de los datos no es solo una preocupación en el sector sanitario. El hecho de que se obtenga información personal sobre los hábitos de vida de una persona es un tema que aún provoca cierta incomodidad. Pero a pesar de ello, la potencial pérdida de privacidad de los datos del paciente (HIPAA) no va a representar un freno para que el Big Data tenga presencia ya que aporta múltiples beneficios al sector.
En definitiva, el Big Data en el sector sanitario no es un futurible. Ya estamos presenciando cómo investigadores y farmacéuticos establecen las primeras incursiones y demostrarán que el conocimiento obtenido de Big Data ayudará a médicos y pacientes a tener un mejor y mayor conocimiento de las enfermedades, y así poder luchar contra ellas con un mayor grado de éxito.