Los consumidores demandan intimidad, pero no suelen cambiar sus hábitos para estar más protegidos. Ésta es una de las principales conclusiones que se extrae de un reciente estudio global encargado por Trend Micro y realizado por Ponemon Institute.
Bajo el título “Privacidad y seguridad en la vida conectada: análisis de los consumidores de Estados Unidos, Europa y Japón”, la investigación revela que una ligera mayoría de los consumidores cree que los beneficios que aporta Internet de las Cosas (IoT) son mayores que los problemas de privacidad que puede acarrear. Sin embargo, el 75% siente que no tiene ningún control sobre su información personal. Además, el estudio compara las percepciones de los consumidores sobre la privacidad, su disposición a la hora de cambiar comportamientos o hábitos y la percepción del valor de su información personal.
«Estos amplios resultados muestran que, mientras los consumidores parecen estar preocupados por la privacidad y la seguridad, no son plenamente conscientes del papel que juegan estos factores – independientemente de donde vivan», afirma Raimund Genes, CTO de Trend Micro. «Al mismo tiempo, la mayoría de los que se identifican como «sensible a la privacidad” no va a cambiar su comportamiento o sus prácticas a la hora de intercambiar información, incluso si son víctimas de una brecha de datos. Esto podría atribuirse a una sensación de impotencia o a una falta general de concienciación. Es evidente que se necesita más atención para proteger la privacidad y seguridad de manera personal. Afortunadamente, hay una gran variedad de recursos disponibles para ayudar a las personas a aprender cómo protegerse a sí mismos”.
El informe abarca las respuestas de más de 1.900 participantes procedentes de Bélgica, Dinamarca, Francia, Alemania, Grecia, Irlanda, Italia, Japón, Luxemburgo, Países Bajos, Polonia, Rusia, Eslovenia, España, Suecia, Suiza, Reino Unido y Estados Unidos.
«La privacidad es considerada como un derecho individual para mantener la información sensible y confidencial de ser conocida, a menos que la persona quiera que la información sea revelada», puntualiza Larry Ponemon, presidente y fundador de Ponemon Institute. «Sin embargo, nos encontramos con la sorpresa de que la mayoría de los consumidores estaría dispuesto a proporcionar a las empresas información del tipo: género, nombre, hábitos de compra e incluso de su estado de salud y registro de contraseñas, si recibieran una compensación a cambio”. Cuando se diera pie y si se indicara, incluso serían capaces de poner un precio a su información personal, con una compensación que varía entre los 2,90 y los 75,80 dólares”.
Si bien existen diferencias a escala regional en lo que al valor que se atribuye a cada fragmento de información, los participantes en el estudio creen que, de media, un dato vale 19,60 dólares. Los precios más caros son:
- Contraseñas:75,80 dólares
- Datos sobre salud: 59,80 dólares
- Datos de pago: 36 dólares
- Historial de crédito: 29,20 dólares
- Hábitos de compra: 20,60 dólares
La información más barata incluye datos sobre:
Género: 2,90 dólares
Nombre: 3,90 dólares
- Número de teléfono: 5,90 dólares