Media mañana, salida de mi redacción:
Vecino en el ascensor: ¿vas para el centro?
Yo: pues casi no, voy a SIMO.
Vecino: ¿pero todavía existe?
Esta última pregunta resume con toda crudeza lo que hoy día significa el SIMO (“Simo Network”, como le llaman ahora) para los mortales comunes. Sus organizadores han conseguido diluir en el anonimato una valiosísima marca comercial que todo el mundo asociaba con el otoño y la tecnología. ¿Alguien ha visto algún anuncio en la prensa diaria sobre el evento? No hablemos de la televisión, donde antaño cubrían todas sus inauguraciones.
La verdad que no tenía mucha intención de acudir este año a SIMO, porque intuía que iba a ser una pérdida de tiempo, pero me costó resistirme por cuanto sería la primera vez que no la atendía desde hace cuarenta años. Era difícil empeorar el desastre del año pasado. Pues lo consiguieron. Aquello se asemejaba más a una feria pueblerina de hortalizas caducadas, que a una muestra de las TICs.
Efectivamente, el espectáculo montado por Valcarce y compañía ha sido de vergüenza ajena. No puede ser. No se puede permitir abrir una exposición de este tipo con un exiguo ramillete de empresas que apenas llena uno de los pabellones pequeños de IFEMA. Lo menos que podían hacer es procurar llamarlo con otro nombre. Solo les funcionó lo que ellos no organizaron: los seminarios sobre Educación…
Creo que, como paso previo a una posible revitalización del certamen, los gerentes de IFEMA deberían intentar sustituir a la actual dirección de SIMO Network por profesionales competentes –que los tiene- para que suplan las actuales carencias de conocimiento y de imaginación.
Lo he repetido muchas veces. Madrid debe y puede tener una feria fuerte sobre Nuevas Tecnologías. Solo hace falta un organizador con cabeza que sepa aunar los intereses de los fabricantes con los de los usuarios, con la simple premisa de que sea rentable para ambos: que la empresa haga negocio y que el visitante pueda “tocar” la oferta tecnológica antes de comprarla.
Nobleza obliga. Tengo que rectificar mi último comentario sobre SIMO, en el que afirmaba que sus directivos ya no mandaban notas de prensa, ni convocatorias sobre el certamen. Mentira. Sí que las han mandado. Lo que ha ocurrido es que ya no me las envían a mí. Se ve que decir que SIMO es desastre, no les gusta, y me castigan no remitiéndome los comunicados de prensa. Pero, ¡coño!, si todo el mundo coincide en que es una mierda. No lo entiendo.
7 comentarios en “El triste espectáculo del Simo Network 2013, por Juan Manuel Sáez”
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Ali: Me imagino que me escribes desde una atalaya próxima a SIMO..
Da igual. Yo creo que es menos ético ocultarse en el anonimato para hacer un comentario como el tuyo, que hablar como se hace en un bar.
Juan Manuel Sáez
Hola:
Creo que se puede hacer críticas pero de forma más constructiva, aportar ideas, no solo desahogarse. Al leer el artículo da la sensación que alguien esta asqueado por lo que sea y se pone a dar puntazos a quien sea y lo peor es no cuidar el lenguaje, hay palabras que solo se pueden usar cuando estamos tomado cañas con los compañeros en un bar. De verdad ,lo digo sin ánimo de ofender. Lo digo porque estoy convencido que para que haya un “bueno” SIMO tiene que haber un buen periodista, un buen empresario, un buen directivo, un buen político…etc.
Añoro los SIMOS de la Casa de Campo. Antes se iba al SIMO. Ahora se va a Madrid y si cuadra con el SIMO y se tiene 1 hora pues uno da una escapada allí. Digo escapada pues es un abrir y cerrar de ojos lo que se tarda en recorrer el pabellón. Hacerlos temáticos desde mi punto de vista carece de interés pues para eso ya existen ferias específicas, lease educación, justicia o cualquier otro tema. El único tema debiera ser las TIC en cualquiera de sus facetas y que cada empresa candidata a ser expositora que aporte lo que quiera. Posiblemente mi empresa sería una de ellas.
Hola, yo asistí al SIMO 2013 y ciertamente es «doloroso» ver lo que era y como ha terminado. Mi empresa ha expuesto algunos años y tengo que decir que tampoco ha ayudado nada el trato de IFEMA con los expositores, ya que en muchos casos había auténticos abusos en forma de costes muy elevados y el no adaptar la feria al sector profesional. Cuando se hizo ya era tarde. Como aportación creo que las ferias son una buena razón no solo para ver los productos si no como punto de encuentro y creo que se debería enfocar hacia esa dirección.
Alí, las ideas constructivas han de aportarlas quienes cobran por ellas, no el público que se ve defraudado por una iniciativa año tras año. También estuve en el SIMO de la Casa de Campo, luego en el de IFEMA y, ahora, simplemente, no voy porque llevo años comprobando que no levanta cabeza, lamentablemente. Desconozco las causas, pero si tuviera ideas cobraría por ellas. Es un evento, un negocio, no una cooperativa. Quizá ahí radica el problema. Queda claro que estoy totalmente de acuerdo con Juan Manuel y, sinceramente, su comentario no provoca en mi ninguna sensación de las que dices que produce en ti. Probablemente es porque tus sensaciones son tuyas, exclusivamente, y no del texto. Es bueno diferenciar para no liarse. Tampoco veo esa palabra que te ofende (aunque no esté escrita) a no ser que se diga en la barra de un bar. ¿Estás seguro de que este comentario tuyo responde al editorial? Me recuerda ese chiste de niños pequeños que sólo les hace gracia a ellos por lo absurdo: «¿Tiene usted hora?», «no, ya no fumo».
Llevo acudiendo al SIMO desde 1980 del Pabellón de Cristal a IFEMA, el año pasado pensé que no podía ir a peor y me he equivocado. Creo que es el momento de reinventarlo y estoy de acuerdo con el articulo, no puede ser que un sector como el de las TIC no tenga en España una feria como por ejemplo el CEBIT a la que también he acudido. Me sobran ideas, IFEMA estoy a su disposición para reinventarlo. Que pensaría el Sr. Petit que pena le daría con lo que el y su familia ha trabajado por el SIMO
Entiendo que ciertas palabras puedan molestar, pero lo que para mí es mucho mas molesto es ver en que ha quedado la feria por excelencia que tenía Madrid, la segunda mejor feria de TIC de Europa después del CEBIT. Aunque esta segunda feria también ha tenido su bajón, nada comparable con el desastre anunciado tiempo ha al que han llevado a la feria sus «organizadores», eufemismo para no aplicar otros calificativos más dolorosos. Y para dolor el que nos produce ver en que ha quedado la otrora perla de IFEMA.
Eduardo Sanz