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El ritmo de los cambios tecnológicos es la principal preocupación en el sector sanitario

Los resultados de un estudio patrocinado por RICOH muestran que el 92,5% de los ejecutivos del sector sanitario, biotecnológico y farmacéutico afirma ser más dependientes de la tecnología que tres años atrás. La mayoría de los ejecutivos del sector sanitario (70%) asegura que sus empleados son más creativos en el desarrollo de nuevos productos, medicinas y servicios sanitarios gracias al incremento del uso de la tecnología. No obstante, resulta obvio que siguen persistiendo retos en la integración de la tecnología para la mejora de la gestión, el servicio y la atención al paciente. Más de un tercio de los encuestados (35%) admite que una decisión automatizada tomada por un ordenador ha supuesto costes innecesarios para su organización al menos una vez en los últimos seis meses. El estudio, denominado “Humanos y máquinas” y realizado por Economist Intelligence Unit, subraya el papel cada vez más preponderante que desempeña la tecnología en el sector sanitario.

“La creciente presencia de la telemedicina en todas las especialidades médicas hace indispensable acelerar la implantación de nuevas tecnologías y transformar los procesos tradicionales”, afirma Eduard Farga, Director de Nuevos Negocios de RICOH España. “Se estima que el crecimiento de la economía digital es siete veces superior al del resto de la economía[1], por lo que el ritmo de los cambios tecnológicos no parece que vaya a ralentizarse en un futuro próximo. La tecnología mantendrá su papel relevante en la transformación del sector sanitario, inspirando nuevos modelos de negocio que modificarán en el futuro las formas en que los empleados se comunican con los pacientes y prestan sus servicios”.

No obstante, los cambios tecnológicos no implican que los robots y ordenadores vayan a sustituir en el futuro a los humanos en la asistencia sanitaria. Según los encuestados es necesaria la intuición humana al realizar un diagnóstico a un paciente (36%) y en el desarrollo de nuevos tratamientos o medicinas (32%). Por el contrario, solo un 5% considera que los profesionales de la salud deben dedicar su tiempo a gestionar los historiales de los pacientes y únicamente un 8% opina que tendrían que destinarlo a mejorar procesos administrativos.

Sin embargo, los encuestados coinciden en que hay un gran margen de mejora para la eficiencia (65%). El principal reto que plantea la tecnología al sector sanitario es que evoluciona a mayor velocidad que los procesos internos que la sustentan. A ello se añade que, con frecuencia, en las compañías los sistemas no están interconectados, en opinión del 38% de los ejecutivos del sector sanitario encuestados. Al hilo de la necesidad ampliamente reconocida de realizar mejoras en los procesos dentro del sector sanitario, la mayoría de los ejecutivos encuestados (78%) está de acuerdo en que la tecnología ofrece poco valor de forma aislada y sin conectar con los procesos de negocio.

“El factor humano es esencial en la atención al paciente y necesario para crear procesos innovadores que transformen la inversión tecnológica en ventajas. La integración de los sistemas de gestión de información hospitalaria posibilita que el personal médico acceda más fácilmente a los historiales de los pacientes, consulte de forma inmediata los resultados de pruebas y envíe recetas a los farmacéuticos, brindando así una prestación asistencial más ágil y eficiente”, añade Farga. “La tecnología no puede por sí sola ejercer un impacto tan perceptible en los servicios sanitarios. Está supeditada a la experiencia e intuición humana que hace que sea operativa y satisfaga las necesidades del sector sanitario”.

“La eficiente automatización de los procesos críticos, como es el caso de los historiales de los pacientes, exige algo más que la mera inversión en equipos digitales. Los procesos innovadores garantizarán la obtención, integración en la organización y fácil acceso a información crítica las 24 horas del día. Además, los procesos automatizados posibilitarán el uso de documentación estandarizada, un mejor intercambio de información, la reducción de costes administrativos y una mayor protección de la confidencialidad del paciente”, destaca Farga.

El plan de acción de salud electrónica[2] de la Comisión Europea incluye ejemplos de logros que pueden alcanzarse gracias a la automatización. En Dinamarca se ha conseguido un ahorro anual de 120 millones de dólares y los médicos dedican una media de 50 minutos diarios menos a tareas administrativas. En el caso de Italia, se calcula que el ahorro global desde la implantación de las tecnologías de la información y la comunicación supone aproximadamente un 11,7% del gasto nacional en salud (esto es, 12.400 millones de euros). Por su parte, el ahorro derivado de recetas digitales se estima en aproximadamente 2.000 millones de euros.

“Al centrarse en la optimización de los procesos, los profesionales de la salud pueden beneficiarse de una mayor agilidad, lo que se traduce en menos quebraderos de cabeza a la hora de adoptar nuevas tecnologías y métodos de trabajo. Y sobre todo, los profesionales pueden dedicarse a lo que consideran más importante: encontrar innovaciones en la asistencia a los pacientes y mejorar de forma continuada la prestación de servicios sanitarios”, concluye Farga.



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