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2008050405. ¿Cuántas veces estamos dispuestos a cambiar?

Amparo Moraleda, presidenta de IBM España, Portugal, Grecia, Israel y Turquía
El mundo empresarial se encuentra en un punto de inflexión. La propia naturaleza de las empresas y las instituciones ha variado fruto del entono competitivo y de globalización en el que estamos inmersos.
Si hacemos un poco de historia, podemos apreciar cómo el modelo de empresa ha ido evolucionando a lo largo de los últimos años y cómo seguirá haciéndolo en el futuro, impulsado por la innovación. No en vano, el cambio es una constante en un mundo global y el reto está en saber adaptarse al mismo, extrayendo la máxima ventaja competitiva. El reto sin duda consiste en ser capaces de cambiar, reinventarse, “desaprender” viejas recetas para aprender nuevas fórmulas de éxito … pero ¿cuántas veces podemos cambiar?
El siglo XX vio nacer un modelo de empresa “multinacional”, del que IBM se convirtió en un claro referente siguiendo un patrón de desarrollo caracterizado por docenas de réplicas de la Compañía a lo largo y ancho del mundo, hasta llegar a operar en 170 países. De esta manera, la marca IBM se convirtió en un activo importante y supo enriquecerse del talento y experiencia local.
Durante los últimos 20 años del siglo XX, hemos asistido a fenómenos que han provocado un cambio de modelo. Hemos entrado en la llamada era de la ‘globalización’, en la que millones de personas con acceso a Internet se comunican, rompiendo fronteras geográficas y usos horarios. Y es que la Red se ha convertido en una plataforma de trabajo global en el que la tecnología hace posible el intercambio de información, la mejora de productividad y el acceso al talento a escalas impensables hasta hace décadas.

Nuevos mercados, nuevos jugadores, nuevas necesidades, nuevas formas de hacer que requieren nuevas respuestas y exigen evolucionar a las empresas y a sus profesionales. Competir hoy implica aprovechar al máximo la inteligencia de los recursos humanos de una compañía, más allá de su ubicación geográfica. Las variables eficiencia y diferenciación que se traducen en gran medida en la optimización de los costes operacionales y en el nivel de talento disponible, factores cada vez más determinantes para triunfar en este nuevo contexto.
Fruto de estas nuevas reglas de juego está emergiendo un nuevo modelo de empresa: la “empresa integrada globalmente” del que IBM también se ha convertido en referente mundial. Este modelo implica definir la estrategia, gestión y operaciones de una manera realmente global: ubicar las capacidades (I+D, productivas, soporte, …) en cualquier parte del mundo allí donde se encuentren los recursos requeridos, no sólo en función de los costes, sino también del talento disponible y de las garantías jurídicas del país, integrando su cadena de valor de forma horizontal en todo el mundo.
En definitiva, el mundo de los negocios se está transformando –estructural, operacional y culturalmente – consecuencia de los imperativos de la globalización y las nuevas tecnologías. IBM no es, en absoluto, ajena a ello. Por el contrario, hemos sabido reinventarnos y adaptarnos a los cambios del mercado a lo largo de casi un siglo de existencia, siendo capaces de evolucionar de manera competitiva , generando valor para nuestros accionistas, nuestros clientes y nuestra sociedad. Pero creo que al margen de la capacidad de transformación de las organizaciones empresariales, a todos los profesionales nos corresponde formularnos también esa pregunta: ¿Cuántas veces podemos y estamos dispuestos a cambiar ¿La resistencia al cambio está siempre asociada al sentimiento de pérdida …. en esta ocasión hay poco que perder y mucho por ganar ….

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