Tengo que reconocer que la primera vez que escuché la idea de que tal vez los robots deberían cotizar a la Seguridad Social, o establecer otro tipo de impuesto para ellos, me pareció una sonora tontería. Pero, reflexionando un poco sobre el asunto, me inclino por pensar que no es una idea descabellada.
Si fuéramos personas con un cierto nivel de preocupación social, algo solidarios, poco o nada egoístas, tendríamos que ser conscientes de que el desarrollo del modelo económico tendente al pleno empleo, no es sostenible y está al borde de ser una quimera. Hay que reconocerlo: cada vez los ricos son más ricos y los pobres más numerosos. Está desapareciendo la clase media que, hasta hace unos años, con sufrimiento, tenía la posibilidad de mantener un nivel de consumo que regaba todo el sistema. Esto está desapareciendo y, solo con la vuelta al gasto de la clase media-alta, no se llega a los mínimos de subsistencia del sistema capitalista.
Por ello, el debate de la cotización de los robots está más que justificado. Las fábricas se están llenando de máquinas que sustituyen la labor tradicional del mecánico. La banca lleva lustros dejando miles de puestos de trabajo en el camino y pronto le dará la puntilla a los pocos que quedan.
El debate de la cotización de los robots está más que justificado. Las fábricas se están llenando de máquinas que sustituyen la labor tradicional del mecánico
Tarde o temprano habrá que crear lo que vienen en denominar la “renta universal” que, no porque hayan lanzado la idea algunos descerebrados de la izquierda radical que buscan otros intereses, no deja de tener sentido. Pero esa renta universal tiene que financiarse y no puede ser de otra manera que vía impuestos.
Aquí aparece Bill Gates, que es más partidario de esos impuestos para las empresas que automatizan los trabajos -para sufragar esa renta-, que de la propia cotización.
Como argumentaba en una reciente entrevista, por descontado que un robot no es una persona y no puede tributar como tal, pero los propietarios de dichas máquinas sí son seres humanos y, según el fundador de Microsoft, deberían ayudar para subvencionar aquellos otros oficios que aún requieran seres humanos.
De momento, el Parlamento Europeo rechazó una propuesta de tasa para los robots, pero el debate está vivo y existen iniciativas para regular el uso de robots: algo es algo.
El Parlamento Europeo está proponiendo una regulación sobre la creación y distribución de robots en puestos de trabajos, con directivas férreas que contemplan duras sanciones para el caso de que se infrinja tal normativa.
Si al final el índice de desempleo va a subir mucho gracias a que los robots pagarán el estado del bienestar, ¿qué vamos a hacer para que tanto ocioso no se amargue la vida por no saber qué hacer al levantarse cada día?